martes, 5 de julio de 2011

Agonía de la tauromaquia: por qué no va nadie a las plazas


José Ramón Márquez

A vueltas con el trust y con sus circunstancias, con los enjuagues de Matilla y sus ferias ‘llave en mano’ y sus tauroleasing, con el habitual triunfalismo de los revistosos del puchero, apenas nadie repara en la cantidad de cemento que llena las plazas. Ya el año pasado llamó la atención esta circunstancia, pero en este 2011 la tendencia se ha transformado en un auténtico tsunami y la fatal evidencia es que al día de hoy parece que no hay ningún matador que sea capaz de darle aire a la taquilla.

Nos queda sólo la intriga, la única que trae esa corrida, de cómo se moverá la venta de entradas en la reaparición del Pasmo de Galapagar en Valencia el próximo día 23. Las habituales ventas de bolígrafos, sobres vacíos, y carteles de toros con regalo de entrada para ese festival arrojan un heterogéneo dibujo que va desde los 40 € de una fila 9 ó 10 hasta los 1.500 € que pide un loco por una barrera de sol, con barreras de sombra alrededor de 700 o tendidos de sombra a 500. Pedir no cuesta nada.

Pero volviendo a la auténtica realidad del negocio, del que Tomás es ajeno, y mirando un poco a vuelapluma lo que se ha publicado por ahí de las ferias que ha habido desde San Isidro, tenemos que Granada no llenó ningún día y tan sólo se aproximó al lleno en el día del Corpus, pese a que en los carteles estaban anunciados July, Fandi, Morante, Cayetano, Manzanares, Castella, Talavante, Ponce y El Cid. En Granada, Cayetano, sus toros de peluche y sus currovazcadas no llevaron a la plaza a más de 4.000 personas. Anotado debe quedar.

En Alicante ni los juampedros ni los que se los merendaron, Morante, Manzanares y Palazón, con gran triunfo de este último, fueron capaces de convencer a la gente de que rascase los bolsillos, quedándose unas cinco mil entradas a disposición de quien las quisiese, es decir, de nadie. Llenó, sin embargo, las 15.235 localidades un cartel raro, de arte y banderillas con Ponce, Fandi y Manzanares. Un lleno, por fin.

En Algeciras, Morante, July y Manzanares no consiguieron que se llenase la plaza y se quedó una cuarta parte de los tendidos con las vergüenzas al aire, unas dos mil quinientas entradas sin vender.

Y lo mismo les pasó a los tres figurones del trust en Badajoz donde, si se me apura, tuvieron casi más tirón los tres locales semidesconocidos del primer día, Javier Solís, Israel Lancho y Julio Parejo con sus Murube-Urquijo extremeños de Luis Albarrán, porque el cartel de las estrellas con Morante, July y Manzanares con las birrias de Daniel Ruiz no consiguió ocupar unas tres mil doscientas localidades de las 13.004 que tiene la Plaza.

Y en León, lo mismo. Morante, July y Manzanares, los reyes de los carteles, tampoco consiguieron convencer a 2.000 personas de que se dejasen los cuartos en la taquilla, porque ésas fueron las localidades que se quedaron muertas de risa y sin vender, que se ve que los tremendos Jandillas hicieron a las gentes no comprar las entradas, acaso por el drama que se intuía. Y en la de Zalduendo, ganadería que por cierto se ha incorporado también al tauroleasing de Matilla tras el fiasco de Sevilla del año pasado, por ocho mil y pico que pasaron a pagar hubo tres mil sitios que se quedaron sin ver la ocasión histórica, única e irrepetible del indulto de Cayetano a un toro al que ni se picó, para no estropearle el pellejo, ni falta que le hacía.

En Burgos July, Perera y Talavante estuvieron rozando el ‘casi lleno’ con los santacolomas de Ana Romero en la última de feria, pero ni El Cid, ni Castella ni Morenito de Aranda, ni Juan Mora, ni Manzanares, ni Ponce, ni Luque fueron capaces de llevar a la plaza público suficiente como para pasar de los tres cuartos de entrada.

Y en Soria Ponce, Víctor Puerto y Cayetano, frente a un temible encierro de Victoriano del Río, no fueron capaces de vender un tercio de las 6.000 localidades que se pusieron a la venta para la corrida del sábado Agés.

Tiempo habrá de analizar las causas que hacen que los reyes de la tauromaquia interesen tan poco al público y tanto a los revistosos del puchero, así como del abismo que hay entre lo que se dice de ellos y los resultados que dan en las taquillas, que ése sí es el referéndum de cada día sobre el estado de la fiesta.

Yo avanzo las causas que se me ocurren o las que van a favor de mi posición: ¿No será que las gentes ya no dan ninguna importancia a lo que vienen haciendo los toreros con tantos toros tontos y bobos como se ven por ahí? ¿No será que fuera de Madrid ya les han hartado de ver la basura de ganado que les echan y de pagar por eso un precio nada económico; que se paga mucho por ver un deplorable simulacro con unas pobres bestias semiamaestradas? ¿No será que los toros, tal y como está ahora mismo planteado el espectáculo, especialmente desde que lo mangonea el trust, es algo extremadamente aburridísimo, salvo que tengas una sólida afición a prueba de trust? ¿No será que no son tan grandes como nos los cantan?


David Saugar Pirri en el festival de Vitigudino