José Ramón Márquez
¿La feria del toro? Hay que ver, hay que ver. Nada más que asoma el pobre July, ya todo son complicaciones. El hombre no querría anunciarse con los Miura antes de que los manden al matadero, como pide el eminente doctor Moncholi, acaso a instancias de su jefa en Telemadrid, o Tejemaneje, la eminente aficionada Esperanza Aguirre. Tampoco le convenían los Fuente Ymbro, ni los Dolores Aguirre. Nada le va bien al pequeñín de Velilla, que él bastante tiene con hacer la gran gesta de anunciarse en Pamplona, como señalan sus panegiristas, cosa que ningún otro de los del trust ha hecho. Creo que ésa debe de ser la gesta de la que hablan. Y luego está el gesto, que es muchísimo más feo, y no me refiero a los gestos, muecas visajes que hace el Importancias cuando torea, acaso para darse aún más importancia, sino al gesto de que en la ‘Feria del Toro’ y aprovechando la llegada del Niño Eterno, les hayan colado a los pamploneses tres toros que fueron rechazados en Madrid. Total, como la mitad están borrachos y la otra mitad ni se entera, qué más da.
Pues resulta que de los cochinetes que mandó Victoriano del Río, escrupuloso ganadero al que jamás osará Moncholi Ph. D. recomendar que mande sus productos pecuarios al matadero, cuando tiran el cohete ¡Pum! y salen corriendo por la cuesta de Santo Domingo hacia arriba, ahí va trotando el número 49, rechazado en Madrid por falta de trapío; y a su ladito el 54, rechazado en Madrid por falta de trapío; y el 60, aceptado en Madrid con reservas en el segundo reconocimiento, “justo de cara y falto de expresión” en la moderna jerga técnica. No se rechazó, pero se estimó conveniente no enlotarlo.
Pamplona, petardo. ¡Pum!, la feria del toro, con sus hemingways de vía estrecha, con tantas guiris con los pechos al aire, petardo ¡Pum! A tragar con Julián, que trajo a San Fermí el gesto y la gesta, para que su Cide Hamete, Moncholi, pueda escribir sin rubor que observar las cosas que hace July es “un deleite para la inteligencia”. ¿Inteligencia? ¿Qué es eso? ¿Se come?
¿La feria del toro? Hay que ver, hay que ver. Nada más que asoma el pobre July, ya todo son complicaciones. El hombre no querría anunciarse con los Miura antes de que los manden al matadero, como pide el eminente doctor Moncholi, acaso a instancias de su jefa en Telemadrid, o Tejemaneje, la eminente aficionada Esperanza Aguirre. Tampoco le convenían los Fuente Ymbro, ni los Dolores Aguirre. Nada le va bien al pequeñín de Velilla, que él bastante tiene con hacer la gran gesta de anunciarse en Pamplona, como señalan sus panegiristas, cosa que ningún otro de los del trust ha hecho. Creo que ésa debe de ser la gesta de la que hablan. Y luego está el gesto, que es muchísimo más feo, y no me refiero a los gestos, muecas visajes que hace el Importancias cuando torea, acaso para darse aún más importancia, sino al gesto de que en la ‘Feria del Toro’ y aprovechando la llegada del Niño Eterno, les hayan colado a los pamploneses tres toros que fueron rechazados en Madrid. Total, como la mitad están borrachos y la otra mitad ni se entera, qué más da.
Pues resulta que de los cochinetes que mandó Victoriano del Río, escrupuloso ganadero al que jamás osará Moncholi Ph. D. recomendar que mande sus productos pecuarios al matadero, cuando tiran el cohete ¡Pum! y salen corriendo por la cuesta de Santo Domingo hacia arriba, ahí va trotando el número 49, rechazado en Madrid por falta de trapío; y a su ladito el 54, rechazado en Madrid por falta de trapío; y el 60, aceptado en Madrid con reservas en el segundo reconocimiento, “justo de cara y falto de expresión” en la moderna jerga técnica. No se rechazó, pero se estimó conveniente no enlotarlo.
Pamplona, petardo. ¡Pum!, la feria del toro, con sus hemingways de vía estrecha, con tantas guiris con los pechos al aire, petardo ¡Pum! A tragar con Julián, que trajo a San Fermí el gesto y la gesta, para que su Cide Hamete, Moncholi, pueda escribir sin rubor que observar las cosas que hace July es “un deleite para la inteligencia”. ¿Inteligencia? ¿Qué es eso? ¿Se come?