Francisco Javier Gómez Izquierdo
Tengo un conocido que entra en Salmonetes... para hablarme de Finito de Córdoba mientras tomo café en mi bar de siempre, y del capote “p’acá” y la muleta “p’allá” pasa al rigor del trato de los puristas Márquez y Ruiz Quintano y acaba renegando de su fe progresista por culpa de la Educación Andaluza. Votante socialista hasta hace 6 años, le descabalgó la necesidad de tener que hacer trampas para escolarizar a su primer hijo. En el tema religioso anda bastante confundido y esta tarde me ha reprochado la noticia del toque de campanas de la parroquia del barrio, achacando la misma a mera invención.
-Eso que pusiste es mentira. Ni lo ha dicho el Diario, ni el Día, ni la radio, ni ná de ná...
-Hombre, Rafael...creo que majaderías de éste tipo no es cosa de considerarlas noticia y además, creo que el problema no es denunciar... el problema es aceptar la denuncia.
A mi amigo Rafael, le explico que fué la misma Rafaela que conoció de boca de la “policía verde” la denuncia, la que a mí me lo contó, y que no está en mi ánimo desprestigiar individuos que alcanzan tal grado de necedad, que habría que considerarlos bichos de imposible catalogación.
-Mira, Rafa.. En el colegio que no admitieron a tu niña a pesar de vivir tú a cien metros y tener el trabajo a veinte, y justo al lado de la parroquia denunciada hay un cartel de los que sacó a pasear el gobierno de Zapatero en el que da lo mismo Concepción que Concesión. A 500 metros está la calle Ana María Matutes.... y aquí en Córdoba se hacen mil congresos en pro de la dignidad de la mujer con generosidad de euros para una familia que ha fundado el Lobby Andaluz de Mujeres. ¿No crees que sería oportuno conocer al menos el nombre de las señoras que alcanzaron fama antes del auge del feminismo?
De todos modos, por la parte de mi tierra también Zapatero ponía carteles vergonzantes. En un pueblo soriano se anuncia la colocación de tres farolas en un plazo de tres meses, pagando más por la albarda que por el burro.
Tengo un conocido que entra en Salmonetes... para hablarme de Finito de Córdoba mientras tomo café en mi bar de siempre, y del capote “p’acá” y la muleta “p’allá” pasa al rigor del trato de los puristas Márquez y Ruiz Quintano y acaba renegando de su fe progresista por culpa de la Educación Andaluza. Votante socialista hasta hace 6 años, le descabalgó la necesidad de tener que hacer trampas para escolarizar a su primer hijo. En el tema religioso anda bastante confundido y esta tarde me ha reprochado la noticia del toque de campanas de la parroquia del barrio, achacando la misma a mera invención.
-Eso que pusiste es mentira. Ni lo ha dicho el Diario, ni el Día, ni la radio, ni ná de ná...
-Hombre, Rafael...creo que majaderías de éste tipo no es cosa de considerarlas noticia y además, creo que el problema no es denunciar... el problema es aceptar la denuncia.
A mi amigo Rafael, le explico que fué la misma Rafaela que conoció de boca de la “policía verde” la denuncia, la que a mí me lo contó, y que no está en mi ánimo desprestigiar individuos que alcanzan tal grado de necedad, que habría que considerarlos bichos de imposible catalogación.
-Mira, Rafa.. En el colegio que no admitieron a tu niña a pesar de vivir tú a cien metros y tener el trabajo a veinte, y justo al lado de la parroquia denunciada hay un cartel de los que sacó a pasear el gobierno de Zapatero en el que da lo mismo Concepción que Concesión. A 500 metros está la calle Ana María Matutes.... y aquí en Córdoba se hacen mil congresos en pro de la dignidad de la mujer con generosidad de euros para una familia que ha fundado el Lobby Andaluz de Mujeres. ¿No crees que sería oportuno conocer al menos el nombre de las señoras que alcanzaron fama antes del auge del feminismo?
De todos modos, por la parte de mi tierra también Zapatero ponía carteles vergonzantes. En un pueblo soriano se anuncia la colocación de tres farolas en un plazo de tres meses, pagando más por la albarda que por el burro.