EL otro día, al volver, tan contento, a casa del boxeo, me encontré una multa que la Policía de Costumbres de Madrid había puesto a mi hija por «consumo de alcohol en la vía pública».
—¿Algún botellón de los de la Ciudad Universitaria?
—Quia. Un botellín en la calle del doctor Esquerdo.
Menudo contraste, pasar del mundo bizarro del boxeo al mundo finolis de la capital: cuatro universitarias veinteañeras piden una cerveza en un bar; para fumar salen con el botellín a un banco de la calle; y aparecen unos guardias imponentes dispuestos a imponer su prestigio material (la multa) y su prestigio moral (una charleta boba de psicología comprada en los chinos).
—Brindo por el doctor Esquerdo —dijo el loco del manicomio a Camba—, gracias a cuyos cuidados no tardaremos en recobrar la razón, que tanta falta nos hace…
A ver si nos enteramos: fumar es para fuera, pero beber es para dentro. La idea la dieron Las Hurtado hace treinta años: «¡Anda, canuto, palante! ¡Anda, canuto, patrás!» La yenka del demócrata pasada por el ballet municipal de echar una cerveza y un cigarro en Madrid:
—Glissade: deslizamiento. Paso de movimiento en quinta, utilizado para unir otros pasos terminados en demi-plié. ¿Fumar un cigarro? Glissade devant, glissade derrière, glissade dessous. ¿Tomar una cerveza? Glisade dessous, glissade en avant, glissade en arrière.
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