José Ramón Márquez
Tenía guardado por ahí un recorte de los premios que han dado en Valencia los de la Diputación Provincial, que uno en su ignorancia creía que con esto de las Autonomías ya no había diputaciones provinciales, como resumen de la recién finalizada feria de marzo.
Los premios estos no es que a uno le interesen gran cosa, porque ya se sabe que sólo sirven para el roce en la ceremonia de entrega, que allí suelen acudir unos supuestos ‘grandes aficionados’ a los que generalmente no se suele ver por una plaza y los toreros o las personas que ellos envían a recoger los galardones. El acto de la entrega de premios siempre finaliza con una sesión fotográfica amateur, porque todo el mundo quiere tener su foto con tal o cual matador, especialmente los que se ganan la vida en el gremio de la hostelería.
Bueno, pues estaba mirando los premios esos y creo que de una lectura un poco atenta de los galardonados podíamos sacar las líneas que marcan la tendencia de esta temporada. Haremos la profecía, mirando la entraña de estos premios, para equivocarnos, que es lo que tiene gracia.
Llama la atención lo primero que den triunfador de la feria y el premio Granero a la mejor faena a José María Doll Samper, Manzanares en los carteles. No ha abierto la puerta grande -ahí están Cid y Perera, triunfadores ex aequo, números mandan-, pero es el triunfador porque esta temporada es suya. Si su débil salud se lo permite, este año 2011 está preparado para que Manzanares sea el “icono emblemático” del toreo. A la forma en que le han cantado los plumas, que ya sabemos que no tienen recato, se suman sus incursiones mediáticas en portada de revistas y toda la artillería que empieza a desplegarse. Éste será el año Manzanares. De Sevilla tiene que salir disparado como un cohete, si su salud se lo permite, insisto.
Luego llama la atención que le den el trofeo Vicente Zabala (¿cuántos premios llevan el nombre de Vicente q.D.g.?) a la ganadería de Fuente Ymbro. No estoy seguro de que Vicente hubiese suscrito ese premio, aunque estoy seguro de que no habría votado por la de Adolfo Martín, que es la que yo habría premiado, porque él torcía más por los toreros que por los toros. La corrida fue chica y tuvo su interés y eso hace que las figuras huyan de Fuente Ymbro como si fuese Concha y Sierra. Quizás este premio marque la tendencia, ya apuntada por los plumas, a demandar un toro un poco más vivo, con un poquitín más de picante, en detrimento de las bolitas de grasa colaboracionistas y paradas. Este tema reventará en Sevilla en farolillos, donde primará la aptitud cárnica sobre la casta.
La tercera cosa que llama la atención es que los premios de los novilleros hayan quedado desiertos: ni toreo de capa ni faena. Así está el patio taurómaco donde no hay un solo novillero que traiga ambiente ni runrún; acomodaticio escalafón del adocenamiento, que algún día trataremos, aunque da pereza.
La penúltima sorpresa es la del mejor toro de la feria. Le dan el premio al toro Navajito de San Mateo, que le tocó en suerte al mimado de la fortuna, a El Cid. En dos ferias que ha estado el hombre y ya se ha llevado los dos mejores toros, el de Carabanchel y el de Valencia. El hecho de que fuesen bregados con la perfección de Boni y que fuesen lidiados con la perfección y la generosidad de El Cid no influye nada en el toro, porque lo que este hombre tiene es una suerte increíble. Se tenía que haber puesto de apodo ‘El Chamba’. Aún le queda un puñado de ‘mejores toros’, pues la temporada está empezando, pero insisto en que ni él ni su cuadrilla tienen nada que ver en eso.
La última es la pena mora de que a July, el mimado, sólo le haya correspondido el premio al mejor toreo de capa. Magro resumen para el ‘importancias’. El año pasado, que fue su año, ya salió de Valencia como un cohete y luego planeó por toda ´la aldea de tauro’, como dice Fischer, llevándose orejas a puñados y siendo víctima de robos a tutiplén. Quizás este año se le acabó la ‘baraka’ o quizás es que hay que poner a otro, porque este ya está visto, pero July no raya en estos inicios -incluso con la laudatio de la `prensa adicta’- al nivel de la temporada pasada. La clave de éste también está en Sevilla.
Por último tenemos un estrambote a esta feria valenciana, que es Juan Mora. Y Mora, como en La Venganza de Don Mendo, aún no sale de la zarza.
Tenía guardado por ahí un recorte de los premios que han dado en Valencia los de la Diputación Provincial, que uno en su ignorancia creía que con esto de las Autonomías ya no había diputaciones provinciales, como resumen de la recién finalizada feria de marzo.
Los premios estos no es que a uno le interesen gran cosa, porque ya se sabe que sólo sirven para el roce en la ceremonia de entrega, que allí suelen acudir unos supuestos ‘grandes aficionados’ a los que generalmente no se suele ver por una plaza y los toreros o las personas que ellos envían a recoger los galardones. El acto de la entrega de premios siempre finaliza con una sesión fotográfica amateur, porque todo el mundo quiere tener su foto con tal o cual matador, especialmente los que se ganan la vida en el gremio de la hostelería.
Bueno, pues estaba mirando los premios esos y creo que de una lectura un poco atenta de los galardonados podíamos sacar las líneas que marcan la tendencia de esta temporada. Haremos la profecía, mirando la entraña de estos premios, para equivocarnos, que es lo que tiene gracia.
Llama la atención lo primero que den triunfador de la feria y el premio Granero a la mejor faena a José María Doll Samper, Manzanares en los carteles. No ha abierto la puerta grande -ahí están Cid y Perera, triunfadores ex aequo, números mandan-, pero es el triunfador porque esta temporada es suya. Si su débil salud se lo permite, este año 2011 está preparado para que Manzanares sea el “icono emblemático” del toreo. A la forma en que le han cantado los plumas, que ya sabemos que no tienen recato, se suman sus incursiones mediáticas en portada de revistas y toda la artillería que empieza a desplegarse. Éste será el año Manzanares. De Sevilla tiene que salir disparado como un cohete, si su salud se lo permite, insisto.
Luego llama la atención que le den el trofeo Vicente Zabala (¿cuántos premios llevan el nombre de Vicente q.D.g.?) a la ganadería de Fuente Ymbro. No estoy seguro de que Vicente hubiese suscrito ese premio, aunque estoy seguro de que no habría votado por la de Adolfo Martín, que es la que yo habría premiado, porque él torcía más por los toreros que por los toros. La corrida fue chica y tuvo su interés y eso hace que las figuras huyan de Fuente Ymbro como si fuese Concha y Sierra. Quizás este premio marque la tendencia, ya apuntada por los plumas, a demandar un toro un poco más vivo, con un poquitín más de picante, en detrimento de las bolitas de grasa colaboracionistas y paradas. Este tema reventará en Sevilla en farolillos, donde primará la aptitud cárnica sobre la casta.
La tercera cosa que llama la atención es que los premios de los novilleros hayan quedado desiertos: ni toreo de capa ni faena. Así está el patio taurómaco donde no hay un solo novillero que traiga ambiente ni runrún; acomodaticio escalafón del adocenamiento, que algún día trataremos, aunque da pereza.
La penúltima sorpresa es la del mejor toro de la feria. Le dan el premio al toro Navajito de San Mateo, que le tocó en suerte al mimado de la fortuna, a El Cid. En dos ferias que ha estado el hombre y ya se ha llevado los dos mejores toros, el de Carabanchel y el de Valencia. El hecho de que fuesen bregados con la perfección de Boni y que fuesen lidiados con la perfección y la generosidad de El Cid no influye nada en el toro, porque lo que este hombre tiene es una suerte increíble. Se tenía que haber puesto de apodo ‘El Chamba’. Aún le queda un puñado de ‘mejores toros’, pues la temporada está empezando, pero insisto en que ni él ni su cuadrilla tienen nada que ver en eso.
La última es la pena mora de que a July, el mimado, sólo le haya correspondido el premio al mejor toreo de capa. Magro resumen para el ‘importancias’. El año pasado, que fue su año, ya salió de Valencia como un cohete y luego planeó por toda ´la aldea de tauro’, como dice Fischer, llevándose orejas a puñados y siendo víctima de robos a tutiplén. Quizás este año se le acabó la ‘baraka’ o quizás es que hay que poner a otro, porque este ya está visto, pero July no raya en estos inicios -incluso con la laudatio de la `prensa adicta’- al nivel de la temporada pasada. La clave de éste también está en Sevilla.
Por último tenemos un estrambote a esta feria valenciana, que es Juan Mora. Y Mora, como en La Venganza de Don Mendo, aún no sale de la zarza.