José Ramón Márquez
Tercera novillada de la temporada en Madrid. Seguimos con el monoencaste, y a la tercera fue la vencida. Pobre presentación de la novillada de Los Chospes, gordita y débil en general, aunque hubo dos de más presencia y de mejores condiciones, precisamente los que menos estaban en el tipo de Juan Pedro. Fueron estos el quinto, Chucero, número 75, y el sexto, Repique, número 136. Este último se desgració y hubo de ser apuntillado en el ruedo y lo sustituyeron por Jardinero, número 4, de Navalrrosal, que, a la postre, fue el toro más completo del encierro. Creo que ni la presentación ni el juego en general de Los Chospes en Madrid llegan al aprobado.
Se anunciaban Esaú Fernández, de Camas; Sergio Flores ,de Tlaxcala; y Emilio Huertas, de Santa Cruz de Mudela, el segundo de ellos nuevo en esta plaza. Al romper plaza el primero, acaso para saludar a su compatriota mexicano, Tláloc, que es la lluvia, se hizo presente en Las Ventas. En medio del aguacero Esaú puso la muleta de largo al novillo y le dio el primer pase de su faena; en el segundo, con el torero cruzado, el novillo se lo echó a los lomos, por fortuna sin consecuencias. Lo complicado de la situación con el ruedo enfangado y con la lluvia cayendo a raudales hace muy difícil evaluar la labor de Esaú, que en su segundo demostró, también bajo la lluvia, cierta clase. Merece repetir por lo apuntado más que por lo que haya hecho en esta tarde en la que los dos aguaceros fueron para él.
El mexicano Flores demostró oficio y corridas. Nos trajo una cuadrilla de postín compuesta por dos Pirri, Pablo y Víctor, y con Tito de tercero, que con un buen peonaje la cosa va más encarrilada que sin él. Recibió a su primero por verónicas, ganando el terreno y rematadas por una media. Su labor con la muleta fue, por así decirlo, de tipo contemporáneo, es decir, sin cruzarse y ahogando al toro, que le protestó ese agobio. En su segundo dio muchos pases y algunos buenos cuando toreó hacia adelante y le bajó la mano al Chucero que, como antes dijimos, fue uno de los mejores toros de la tarde. Quizás esta presentación en Madrid sea el anticipo de su alternativa, porque al torero se le ve muy suelto y cuajado, aunque debería perseverar más en los buenos modos que hoy mostró, más que en los perniciosos hábitos que también trajo. En conjunto su labor dejó una grata impresión.
Emilio Huertas también trajo peones de lujo. José y Ángel Otero y Miguel Ángel Ramírez de tercero bregaron con perfección y banderillearon a la antigua, esto es arriesgando en el cuarteo, sacando los palos de abajo y saliendo andando de la suerte. Parece mentira, pero ya empieza a ser difícil de ver esto, siendo lo normal que se tome el olivo sin que eso se considere desdoro para el peón, sino más bien signo de condiciones atléticas. En ese sentido hubo un detalle de desusada vergüenza torera cuando Ángel Otero aguantó mucho en la barrera la venida del toro, sin saltarla, en el sexto.
De Emilo diremos que es torero bullidor y que sus muchos pases fueron jaleados por una buena parte del público, pero que el toro que tuvo enfrente al final de la corrida, el sobrero de Navalrrosal, se merecía otros modos y otra actitud. En su primero, menos claro, tampoco fuimos capaces de enterarnos del concepto de toreo que lleva en la cabeza.
Presidió Manolo en su estreno 2011 y se saltó el reglamento sacando el pañuelo verde a un toro que se había inutilizado durante la lidia. Como él lo hizo por evitar el conflicto de orden público que, como sabemos, es su gran obsesión y como, por una vez, la vulneración de lo reglamentado nos beneficiaba a nosotros, pues punto en boca.
Tercera novillada de la temporada en Madrid. Seguimos con el monoencaste, y a la tercera fue la vencida. Pobre presentación de la novillada de Los Chospes, gordita y débil en general, aunque hubo dos de más presencia y de mejores condiciones, precisamente los que menos estaban en el tipo de Juan Pedro. Fueron estos el quinto, Chucero, número 75, y el sexto, Repique, número 136. Este último se desgració y hubo de ser apuntillado en el ruedo y lo sustituyeron por Jardinero, número 4, de Navalrrosal, que, a la postre, fue el toro más completo del encierro. Creo que ni la presentación ni el juego en general de Los Chospes en Madrid llegan al aprobado.
Se anunciaban Esaú Fernández, de Camas; Sergio Flores ,de Tlaxcala; y Emilio Huertas, de Santa Cruz de Mudela, el segundo de ellos nuevo en esta plaza. Al romper plaza el primero, acaso para saludar a su compatriota mexicano, Tláloc, que es la lluvia, se hizo presente en Las Ventas. En medio del aguacero Esaú puso la muleta de largo al novillo y le dio el primer pase de su faena; en el segundo, con el torero cruzado, el novillo se lo echó a los lomos, por fortuna sin consecuencias. Lo complicado de la situación con el ruedo enfangado y con la lluvia cayendo a raudales hace muy difícil evaluar la labor de Esaú, que en su segundo demostró, también bajo la lluvia, cierta clase. Merece repetir por lo apuntado más que por lo que haya hecho en esta tarde en la que los dos aguaceros fueron para él.
El mexicano Flores demostró oficio y corridas. Nos trajo una cuadrilla de postín compuesta por dos Pirri, Pablo y Víctor, y con Tito de tercero, que con un buen peonaje la cosa va más encarrilada que sin él. Recibió a su primero por verónicas, ganando el terreno y rematadas por una media. Su labor con la muleta fue, por así decirlo, de tipo contemporáneo, es decir, sin cruzarse y ahogando al toro, que le protestó ese agobio. En su segundo dio muchos pases y algunos buenos cuando toreó hacia adelante y le bajó la mano al Chucero que, como antes dijimos, fue uno de los mejores toros de la tarde. Quizás esta presentación en Madrid sea el anticipo de su alternativa, porque al torero se le ve muy suelto y cuajado, aunque debería perseverar más en los buenos modos que hoy mostró, más que en los perniciosos hábitos que también trajo. En conjunto su labor dejó una grata impresión.
Emilio Huertas también trajo peones de lujo. José y Ángel Otero y Miguel Ángel Ramírez de tercero bregaron con perfección y banderillearon a la antigua, esto es arriesgando en el cuarteo, sacando los palos de abajo y saliendo andando de la suerte. Parece mentira, pero ya empieza a ser difícil de ver esto, siendo lo normal que se tome el olivo sin que eso se considere desdoro para el peón, sino más bien signo de condiciones atléticas. En ese sentido hubo un detalle de desusada vergüenza torera cuando Ángel Otero aguantó mucho en la barrera la venida del toro, sin saltarla, en el sexto.
De Emilo diremos que es torero bullidor y que sus muchos pases fueron jaleados por una buena parte del público, pero que el toro que tuvo enfrente al final de la corrida, el sobrero de Navalrrosal, se merecía otros modos y otra actitud. En su primero, menos claro, tampoco fuimos capaces de enterarnos del concepto de toreo que lleva en la cabeza.
Presidió Manolo en su estreno 2011 y se saltó el reglamento sacando el pañuelo verde a un toro que se había inutilizado durante la lidia. Como él lo hizo por evitar el conflicto de orden público que, como sabemos, es su gran obsesión y como, por una vez, la vulneración de lo reglamentado nos beneficiaba a nosotros, pues punto en boca.