lunes, 11 de octubre de 2010

Sistemas piramidales


Pepe Cerdá

Baldomera, la tercera hija del «Pobrecito Hablador», Mariano José de Larra, inventó en 1876 la estafa piramidal que se haría famosa en distintas épocas desde entonces cuando, apretada por la necesidad, decidió pedirle una onza de oro a una vecina bajo la promesa de devolverle dos en un mes. Fue tanto el acierto y el triunfo que unos meses más tarde había estafado 22 millones de reales, que para el Madrid de la época era una cifra escalofriante. La base del imperio del financiero Madoff es exactamente la misma que la de doña Baldomera, solo que 132 años más tarde. En su caso el fraude se calcula en 37.470 millones de euros, pero no difiere sustancialmente de aquella idea de devolver lo prestado con sustanciosas ganancias. Es decir: la estafa piramidal.

El sistema de pensiones español también está basado en esencia en la idea de Baldomera y Madoff. La idea de que se pague hoy lo que será devuelto con creces mañana ha calado muy hondo en todos nosotros. Es la idea de la tierra prometida, del reino de los cielos, etcétera.

La diferencia es que los “clientes” del sistema de pensiones español, a diferencia de los clientes de Baldomera y Madoff, estamos obligados por ley a cotizar. Sin embargo, ahora que ya es oficial lo que todos de mi generación suponíamos, que es un “pufo”, que no vamos a cobrar o que si lo hacemos será a los ochenta años, resulta que tenemos que seguir “poniéndolas” como si nada hubiese pasado. Poniéndolas cada vez más, que si no, no les salen las cuentas a nuestros representantes que menudo disgusto llevan. Es sabido que “a escote no hay nada caro”.

Viene a ser como si en lugar de castigar a Baldomera o a Madoff, se castigase a sus clientes por gilipollas.