Esnáider en Córdoba
Durán, el de andaluza lanzada
Francisco Javier Gómez Izquierdo
¡Qué hartura de Sánchez, oiga! Andaba uno ayer por las galerías de la mina y no hubo descanso para el hombre. Que si dicen esto, que si lo otro, que si ya está acorralado. Alguien dijo que uno de los que le tenía rodeado era el cordobés Durán. “Estaba moribundo, pero con Durán de enemigo ya está muerto, porque Durán se apunta siempre con los que van a mandar”.
Ya en casa, y después del Atleti-Bayern, me pongo al día y confirmo que aún quedan sentimentales, no sólo románticas de género femenino, que creen que los guapos como Pedro Sánchez son siempre los buenos.
La semana empezó con Esnáider, al que mi doña le tenía por el más guapo del Real Madrid y de todo el fútbol mundial cuando Esnáider gastaba aquella mirada tan fiera y aquellos goles tan poco plásticos. Juan Eduardo Esnáider se metió luego a entrenador como si sus prácticas en el área valieran para el conocimiento de las variantes tácticas y estratégicas indispensables para la dirección técnica de un club profesional de fútbol. Lo vi entrenar y me daba “cosa” tanta ridiculez apolillada de la que ya di cuenta hace tres años en Salmonetes... Futbolistas veteranos se miraban, agachaban la cabeza y callaban.... y ¡claro está!, el domingo no ganaban. Creo que de los diez partidos que dirigió Esnaider, se ganó uno en Chapín a un Xerez que desaparecía a base de goleadas. De cómo las directivas contratan a entrenadores como Esnáider uno no tiene explicación, la verdad. “Quiero un despacho, una ducha para mi solo...” escuchábamos perplejos en su presentación.
Paco Jémez, como Esnáider, también gastó salvaje melena de futbolista y comenzó a entrenar en serio en Córdoba, alopécico y cabezota. Paco tiene bastantes más conocimientos futbolísticos que Esnaider y verlo entrenar puede hasta ser un espectáculo grato al aficionado, pero su apostura de galán rompedor de escaparates es menester que la sujete y la pinte de realidad. Se lo hemos dicho (aprecio mucho a Paco) aquí hace poco y no veo oportuno insistir en lo ya puesto.
La supervivencia en el fútbol de estos dos guapos creo que está garantizada en el caso de Paco. No tanto en el de Esnáider -¡hay que verlo entrenar para ver que no exagero!-, al que escuché defender sus métodos con la patética bravura de este Pedro Sánchez que nos ha tocado padecer a todos los españoles. Así como Esnáider no se ha enterado de que el mundo del fútbol está pendiente de tíos que hasta pueden ser feos como Ribéry, o su ex-compañero Simeone, que enseña un juego hosco que enreda hasta atraparte y liquidarte y no del Getafe y sus margaritas, este Pedro sigue manteniendo que democracia es hablar y escuchar con aquél que a él le de la real gana como primera lección de sus clases magistrales. Y mientras, ¿que hacemos con España? A España que le den...
Mientras seguía el sacrificio de Sánchez, se jugaban esos innecesarios partidos de Champions que sólo sirven para entretenernos y para que los equipos buenos, no necesariamente guapos, vayan recaudando para pagar a sus estrellas. La belleza en Champions siguen estando en el Real Madrid, Barça y Bayern. Al Bayern ha llegado un entrenador de guapura decadente, acostumbrado a un buen vivir digno de ser bendecido, alabado y envidiado y que no suele traer buenas consecuencias, pero el Bayern sigue siendo el Bayern. Al trío sumo al Atleti, con ese competir insólito y casi inhumano y puede que al PSG si aprende a entender al gran Émery. ¿Y el City? El City, con el guapo futbolístico por antonomasia, no lo acabo de ver, pero “fútbol es fútbol”.