Han llegado a mi poder, de modo algo misterioso, cuatro apuntes a lápiz de paradas, despejes, estiradas y acrobacias del que fue guardameta internacional del Sevilla F. C. Guillermo Eizaguirre (...) Esos cuatro “estudios de movimiento” confirman el remoquete de “el ángel volador”, que se le dio en su época (...) Guillermo Eizaguirre fue uno de los jugadores cuya carrera truncó la guerra civil. Al terminar la contienda volvieron a jugar, y en el equipo nacional algunos, hombres como Campanal, Torrontegui, Gorostiza, Herrerita, Elícegui, Escolá, etc. etc. Otros, como Lángara, Iraragorri, los Regueiro, siguieron haciéndolo en Hispanoamérica. El caso de Eizaguirre fue especial. El 18 de julio se echó a la calle y gracias a él y a muchos como él triunfó en Sevilla el alzamiento nacional. La guerra la hizo en las filas de la Legión, en las que llegó a capitán. Terminada la contienda, permaneció en Madrid y decidió seguir en el Ejército y de ser posible, volver a jugar al fútbol. Podría haber jugado en cualquiera de los dos equipos madrileños, pero el presidente del Sevilla F.C., don Ramón Sánchez Pizjuán, le negó la libertad de hacerlo. Es decir, que quien acabó con Eizaguirre como guardameta no fue la guerra, sino Sánchez Pizjuán.
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