PEPE CAMPOS
Plaza de toros de Las Ventas.
Domingo, 4 de agosto de 2024. Sexta novillada del verano, primera en horario tradicional de los domingos. Un cuarto de entrada. El verano madrileño en su cenit.
Novillos de Dolores Aguirre, de procedencia Atanasio Fernández y Conde de la Corte. Presentación y comportamiento desigual. Mansos y nobles, sin regalar embestidas. Sin desarrollar la cuerna (1º, 3º y 4º). Terciados (1º y 6º). Adelantados en edad (2º y 6º). El primero sacó casta. El segundo, el mejor rematado, melocotón de capa, fue un novillo entero. El tercero, de buen juego, con un buen pitón izquierdo. El cuarto, llano. El quinto, remiso. El sexto, distraído. Todos recibieron un primer puyazo excesivo en forma y en duración que influyó en su posterior evolución durante la lidia. No se les administró el castigo.
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de los matadores de toros Paco Camino y Pepe Luis Vázquez Silva, fallecidos recientemente.
Terna: Álvaro Seseña, de Aranjuez (Madrid), de azul marino y oro, con cabos blancos; silencio tras un aviso y silencio; de veinticinco años; en 2023, once festejos. Jesús García, de San Martín de la Vega (Madrid), de tabaco y oro; silencio tras un aviso y silencio; de veintitrés años; en 2023, dos festejos. Jesús de la Calzada, de San Martín del Castañar (Salamanca), de azul turquesa y oro, con cabos blancos; saludos tras un aviso y saludos; de veintitrés años; en 2023, trece festejos.
Suerte de varas. Picadores: Primer novillo —Adrián Navarrete—, primera vara, trasera, muy dura, con metisaca, y tapándole la salida al novillo; segunda vara, picotazo trasero. Segundo novillo — Romualdo Almodóvar—, primera, detrás de la cruz, con metisaca, dándole mucho; segunda, picotazo trasero tras rectificar. Tercer novillo —Juan Antonio Agudo—, primera, trasera, fuerte; segunda, trasera, fuerte. Cuarto novillo —Juan Manuel Sangüesa—, las dos varas traseras. Quinto novillo —Héctor Vicente—, las dos varas traseras y caídas, dándole muy fuerte —este quinto astado sufrió una pésima lidia, llevada por Víctor Hugo Saugar ‘Pirri’—. Sexto novillo —Agustín Sanz—, la primera, detrás de la cruz, dándole con metisaca; la segunda, picotazo trasero tras rectificar.
Tras un mes y medio de sequía taurina dominical volvió a Las Ventas el tradicional festejo de los domingos en horario regular, es decir, por la tarde, a las siete. No es un hecho baladí éste, pues viene a significar y a representar ese empeño que tiene la empresa taurina madrileña, Plaza 1, en ir consiguiendo que el aficionado sienta desapego por acudir al coso venteño una vez acabado San Isidro. Si la programación de verano se presenta como en un guadiana en días y en horarios (los jueves por la noche), sin que el momento más tradicional taurino aparezca (el domingo), aquello que se cosecha es la desafección del espectador, a pesar de que la afición madrileña es berroqueña en sus usos y costumbres. Poco a poco, las empresas taurinas de Madrid van limando, con lima de diamante, el interés que puedan tener los aficionados de la capital por mantener el hábito de ir a los toros todos los domingos. Ésto no sólo lleva a que se abra un hueco entre San Isidro y la Feria de Otoño —ferias que son rentables económicamente, ¡cierto!—: con la consecuencia de que la temporada de toros en Las Ventas quede en un vacío entre junio y septiembre. Sino que, además, causa un problema mayor, que no es otro que la desaparición de las corridas de toros tradicionales de verano —tal vez, de poca boyantía económica, ¡es verdad!—, pero que eran el semillero de mayor garantía para la más adecuada y conveniente renovación del escalafón de matadores de toros. Porque venía a ser el instante de ver a los matadores que no entraban en las ferias y de disfrutar de la lidia de las ganaderías no comerciales. Hay muchos ejemplos de que esto era un hecho y un bien. Recientemente, en el primer apartado comentado, el rescate más notable de Juan Ortega y Borja Jiménez. Parece claro que esto no conviene. Pues si no se da la renovación —pan para hoy, hambre para mañana— la empresa no tiene que invertir en economías, ni «trabajar» en realizar carteles. De paso hace un servicio «servil» a las figuras circunstanciales del momento —pensemos en ese término tan taurino: ‘figura’, que al ser pronunciado llena la boca y produce aberturas vocales placenteras—.
Muchos aficionados que habían desaparecido durante los festejos novilleriles de los jueves por la noche volvieron a Las Ventas, ayer tarde. No quiere decirse que la entrada al coso fuera potable —novillada en el cenit del verano madrileño y en la cima de ese programado ‘desaficionarse’—, sino que volvió el aficionado más preparado —parte de él—, el que disfruta de los toros, las lidias y el toreo. La tradición de la periodicidad y del horario cuenta. Sin poner en valor a la tradición no existe posible valoración histórica, ni rescate de esa memoria que el humano posee. De ahí el acoso a todo lo que sea tradición. Es decir, a la propia historia. Y que surja el deseo de querer cambiarla. Pero, en fin, dejemos este apartado tan sensible que incluso los taurinos —tan apegados a la tradición— están dispuestos a manosear, en contra, a largo plazo, de sus propios intereses. Ayer, como un homenaje a esa vuelta a lo tradicional del domingo por las tardes estaba anunciada la lidia de la acreditada ganadería de Dolores Aguirre. Una ganadería que cría toros duros, bravos —en ocasiones, salen mansos—, correosos, con trapío y encornaduras serias. Posee muchos hitos —célebres acontecimientos— en su ya larga historia taurómaca, sobre todo en Madrid, por lidiar verdaderos toros, difíciles de torear, y por ello, no propicios para las figuras. Es una ganadería de prestigio, pero valorada sólo por los aficionados más exigentes y lidiada por los toreros más recios —por qué no decir, por auténticos toreros— y más honrados del escalafón. Ayer, esta ganadería lidió novillos en Madrid. No sé si esto es señal de que la lidia de corridas de toros por Dolores Aguirre se encuentra en un nuevo proceso. Dejamos esto para que sea explicado por personas más conocedoras de la evolución de las ganaderías. Podemos comentar sobre lo visto ayer que, a pesar de existir diferentes pareceres sobre el juego que dieron los novillos de Dolores Aguirre, la afición no separó su mirada de la arena y siguió con sumo interés todo lo que acontecía en el ruedo. El juego de los novillos fue muy variado. Con un novillo que regaló espectáculo en sus embestidas, el tercero. Otros, entereza, primero y segundo. Otro, bondad, el cuarto. Y dos, remisión, el quinto —debido a su pésima lidia— y el sexto —por su condición—.
Por lo tanto, la tarde fue entretenida. En el apartado de los matadores de novillos, referir que a Las Ventas vienen aquellos que les contratan para estos eventos en los que nadie quisiera estar —entiéndase, los que no quieren aparecer por estas lides, los aspirantes a figuras, porque el mundo mollar está hecho así—, y por ello los novilleros de ayer merecen un respeto. Álvaro Seseña, se vio desbordado por el primer novillo, al que dieron mucha cera en la primera vara y que, al que no ser debidamente picado —secuencias de varas—, se vino arriba en la muleta, para sobrepasar al novillero en la primera parte de la faena —cuando se cimenta el propósito y el logro—. Seseña para solventar los problemas del novillo, nada fácil, perdía pasos y sufría desarmes. En un momento dado, con cierta suavidad, logró muletazos con sabor —apareció la dinastía Seseña—. Se fue haciendo con el novillo consintiéndole y logrando pases templados, no completos, pero sí conductores de las embestidas. Cierto que la muleta algo retrasada, y entonces los medios pases. La faena fue muy larga y esto desbarató todo lo bueno de la misma. Tras unas manoletinas que no iban a cuento, mató en la suerte contraria, tras un pinchazo y una estocada en dos tiempos. Destacó Álvaro Seseña en el cuarto novillo con chicuelinas al paso al ponerlo al caballo. Después se desdibujó. No cogió el aire al animal. No le citó en la distancia. Ahogó las embestidas. Surgieron enganchones. Todo salió deslucido. Mató en la suerte natural, tras dos pinchazos y una estocada.
Jesús García tuvo un lote, para él, complicado —dos festejos en 2023—. El primero, segundo de la tarde, le desbordó. No fue ahormado en varas. Sacó dificultades. La faena de muleta se concibió en pases de uno en uno. Intentó templar. No rehuyó el compromiso. No consiguió sacarle faena. Mató en la suerte contraria de media estocada algo caída, delantera, más cuatro descabellos. En el quinto novillo no pudo plantearle faena. Trabajó. El animal muy mal lidiado en varas y con la capa, no regaló embestidas, se revolvía y no pasaba. Jesús García mató en la suerte natural, de dos pinchazos y un bajonazo.
Jesús de la Calzada, toreó al tercero dándole distancia, con cites de largo, tandas cortas, sin embarcar del todo al novillo. Mejor al natural. Al no rectificar terrenos y quedarse quieto las tandas cortas trascendieron emoción. Al torear abrió mucho el compás. Se tumbó. Cerró con manoletinas. Mató en la suerte natural. En su primera tentativa salió cogido al quedarse en la cara del astado. No vimos si el estoque entró. Después le sucedió un pinchazo y cuatro descabellos. En el novillo que dio fin al festejo comenzó su tarea, con la muleta, de rodillas. Las pocas buenas embestidas del astado se quedaron ahí. De la Calzada volvió a abrir mucho el compás al intentar torear. Muy encimista. El novillo menguó. Mató en la suerte contraria, tras un pinchazo en tablas, y estocada caída atravesada en la suerte natural.
Jesús de la Calzada
ANDREW MOORE