DOMINGO, 25 DE AGOSTO
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
-Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?" Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo:
-¿Esto os escandaliza? ¿Qué sería si viérais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de vosotros no creéis.
Después añadió:
-Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce:
-¿También vosotros queréis dejarme?
Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".
Juan 6, 55. 60-69