Celebración del 1-2 en la zona de los burgaleses
Francisco Javier Gómez Izquierdo
La última vez que el Burgos jugó en Córdoba fue en 2001 y el partido acabó 1-1. Recuerdo que se jugó de día, pero no recuerdo "la caló" que pudo hacer. De lo que estoy seguro es que no hizo tanta como la de este 26 de agosto día de Santa Simplicia y San Irineo, aniversario de mis hermanos mellizos. Al negocio del fútbol le meten partidos con calzador y dentro de nada van a empezar las ligas el primer domingo de agosto. 35 grados marcaba el termómetro del móvil a las 21,30 en El Arcángel de Córdoba a los que hay que añadir el calor de las luces del estadio y el que genera el cuerpo durante el ejercicio físico. En la segunda partes se vieron jugadores imposibilitados para defender o atacar en carrera y a servidor al menos no le queda más remedio que ser indulgente con los reventados. Con Alex Sala por ejemplo, que es el medio cordobesista más exigido y que al final se movía como agonizando.
Desde el sorteo del calendario, mis amigos, conocedores de mis quereres balompédicos, me vienen pinchando desde Burgos y desde aquí, en Córdoba, sobre quién quiero que gane y tontadas parecidas. Empezado el partido noto que mi corazón está con el Burgos. Quiero que gane el Burgos. Me conformo con el empate, pero no me gusta que el Burgos pierda y eso que llevo 35 años asistiendo a El Arcángel. Bastantes más que los 14 o 15 de El Plantío. No quiero que se enfade el cordobesismo, pero anoche vi mejor al Burgos. En la primera parte el Córdoba tuvo el balón; dominaba sin profundidad, sin exigir a Cantero, el cancerbero blanquillo. El Burgos, con un Appin -¡qué tío éste tragamillasfrancés!- dio un susto en un sprint con Zidane que ha dejado al bueno de Theo en los tacos de salida y a Carlos Marín, el portero cordobés, con una intervención de mérito. 0-0. Lo normal.
En la segunda parte a mí me pareció que el Burgos salía a por el partido. Bolo cambió tres jugadores. Por el calor supongo (yo no quitaría a Fer Niño tan pronto), hizo recular al Córdoba y se puso en plan mandón con un Appin omnipresente, pero en el minuto 55, Aitor Córdoba, no se sabe si por hacer un presente donde nació su nombre, le ha regalado -regalazo, mírenlo si no lo han visto- a Casas y el rambleño se lo ha agradecido como correspondía la ocasión. Pudo marcar el 2-0 el Córdoba, pero un balón largo después de la pausa para refrescar lo mide mal el central Lapeña que agarra creo que al otro hermano Córdoba, Íñigo, con el resultado de expulsión reglamentaria que no admite ni la mínima protesta del público local. Inciso: lo mejor del partido es que no ha intervenido el VAR para nada. Del saque de la falta, Curro firma una obra de arte. Empate a uno y a los pocos minutos, ya en el 80, sensacional desmarque de Sancris el extremo derecho que marca un gol de mucha categoría. El árbitro ha estado bien. Muy bien para mí. Acaba de ascender de 1ª RFEF. Es de Zaragoza y se llama Carlos Muñoz Muñiz. Tiene autoritas, como Collina, y espero que no se malee, pero acata las órdenes de alargar los partidos como si fueran prórrogas y en el minuto 98, otro regalo, en ésta ocasión del portero Cantero, en modo indecisión y 2-2. Gol de Yoldi, osasunista que ha venido a marcarlos.
Al final fuí a buscar a algún burgalés, pues vi en la zona que se les habilita medio centenar. Increíble la devoción. Encontré varios de Gamonal que por la tarde compraron sombreros de paja e ironizan con el fresquito que se estaba levantando y es que estábamos pasadas las 23,30 a 30 grados. Les he deseado buen viaje, y ellos a mí, que nieve en Córdoba.