Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Al candidato del Pri en la política mexicana, un tal Peña Nieto, lo vienen crucificando tan pedantemente porque fue incapaz de dar a los periodistas de Guadalajara los títulos de tres libros leídos:
–Difícilmente me acuerdo del título de los libros. La Biblia es uno –balbució.
¡Tres libros, siquiera clásicos!
–No más libros, que ya tiene uno –fue el comentario de la esposa de un ministro español cuando una comisión de pueblo llamó para ofrecerle un libro a su marido.
Yo creo que el título de tres libros no aciertan a darlos hoy ni los periodistas, cuyo trabajo de picoteo cultural no pasa de las solapas.
Sin embargo, ¿qué periodista o político se quedaría “in albis” si le pidieran los nombres de tres futbolistas suplentes del Madrid o del Barcelona, que esta noche juegan el Clásico?
El fútbol arrebató a la escritura el poder de la cultura.
La Generación Mejor Preparada de la Historia de España sería incapaz de encontrar una oración en la Biblia (Peña Nieto también tiene toda la pinta de pertenecer a la Generación Mejor Preparada de la Historia de México), pero sorprendes a sus miembros “leyendo” el juego del equipo de Guardiola, que es el modelo progre, o el juego del equipo de Mourinho, que es el modelo liberal.
El guardiolismo es zapaterismo aplicado al ocio.
Guardiola y Zapatero, que empezaron de recogepelotas, comparten posmodernidad y reparten la alfalfa que demandan los borricos de Leviatán.
Ante semejante Régimen, el Madrid de Mourinho se presenta como el único asidero contracultural: contra la Uefa, que, como Los Soprano, se cree (y se ve) por encima de la Justicia; contra la ruidajera mediática; contra la dictadura cultural que incluye el estilo de fútbol que te tiene que gustar…
Para noches como ésta, escribió Ruano:
–Hasta quienes no tenemos nada que ver con el fútbol, estamos insobornablemente reunidos con el Real Madrid.
Julio, 2011