miércoles, 11 de septiembre de 2019

El fútbol desde Gamonal

María Magdalena y San Juan Bautista

Patronos de los solitarios


Francisco Javier Gómez Izquierdo

        Llevo todo el verano de la casa de Gamonal al hospital, y tras el alta, de Gamonal a Fuentes Blancas acompañando a un hermano herido por esa moda más extendida de lo que un servidor creía y que llaman ictus. Tengo todo abandonado y sólo la vista de la Cartuja a la que nos acercamos casi todas las mañanas me trae ese sosiego que uno quiere para todos los suyos. Para mi madre sobre todo, a la que mantuvimos la palabra dada de una pequeña fiesta ante un lechazo al llegar antier día 9 a los 90 años. Mi madre, de la que un día pondré aquí sus trabajos y sus días, a la que se le fue Carlos, el cuarto de los seis hijos; Pedro, nuestro padre; y que se sabe y siente necesaria para atender en lo posible a César, también con cierto desvalimiento por una descarga eléctrica hace treinta y tantos años, y que tan buena pareja hacen en el piso de la calle Vitoria. José, el del ictus, y mi hermana Nuria, acuden a la casa al salir de trabajar, y los cuatro comen juntos todos los días para tranquilidad en las Andalucías de quien esto escribe. Mi otra hermana, melliza de José, le acompaña estos días, por lo que aprovecho para bajar a Córdoba, solventar ciertos asuntos y asomarme a Salmonetes... más que nada para decir que no he desertado y que causas de fuerza mayor me han apartado de este balcón.
     
Ha empezado el fútbol. Sigo abonado al Córdoba. No he visto ningún partido. Ni del Córdoba... ni del Burgos. No conozco los futbolistas blanquiverdes que ha podido contratar Alfonso Serrano, aqeél medio estiloso del Valladolid, hoy director técnico de Jesús León, y sólo la presencia de Quique Martín como entrenador -no me cabía que aceptara-. al que se le supone firmeza atrás y conocimiento de la necesidad, me dan cierta esperanza de desandar el camino perdido de modo tan ignominioso.
     
 Enrique Martín Monreal es un “tipo majo” al que le tengo mucha ley no sólo porque lo he abordado en la calle en tres ocasiones distintas y siempre me ha soportado con extraordinaria amabilidad, sino también porque fue fiel sin atender tentaciones, al mismo club, Osasuna, en el que se retiró al año siguiente que me aboné, y como en esto del fútbol los aficionados nos dejamos llevar por nuestros particulares episodios, para mí Quique Martín es un tipo del que fiarse por mucho que luego se equivoque. Nada que ver con ese Neymar al que no vamos a negar sus virguerías con la pelota, pero al que uno no desearía nunca en su equipo porque como no sabe lo que quiere -si gloria o dineros- nunca podremos sospechar sus futuros caprichos siempre mucho más importantes que la historia del club que le harta a millones. Sea el Barça, el Madrid o el PSG. El se cree más y todos los días lo demuestra ¡¡Qué chico éste!!
      
Normal y lógico es que si destacas en el Burgos o el Córdoba aceptes ir al Madrid, Barça, Valencia, Betis... pero ya en el Barça o Madrid ¿qué más se puede querer? Siempre he admirado a los futbolistas que sólo conocen un equipo, como los matrimonios de reconocida fortaleza, teniendo posibilidad de mejorar -poco, pero mejorar- y me acuerdo de Iríbar, el Athletic antiguo en general, Puyol, el Totti romano, el mismo Messi, el extremo Giggs y aquel Ceulemans del Brujas que fue ejemplo de lo que intento referir. De entre los grandes Pelé creo que sólo dejó el Santos para irse a aquel Cosmos que era como una troupe promocional. Me estoy enredando y lo que quería decir es que el “dale que dale” de Neymar creo que no sólo me ha asqueado a mí, sino a todos los que en pura lógica iban a ser abonados del club en el que ansiaba aterrizar. ¡Muy enloquecido tiene que estar el presidente del club europeo que lo fiche cuando deje el PSG! Yo creo que su sitio es el Brasil.
   
¡Ah! He visto los inicios de la liga de los buenos y el Madrid mal, el Barça mal, el Atleti como siempre... y el Betis con unas alegrías que pueden llevarlo al desastre.