lunes, 10 de marzo de 2014

Día de caza

Teby y su sueño

Hitler prohibió la caza del zorro en los heideggerianos claros del bosque
 porque “en el nuevo Reich no debe haber cabida para la crueldad con los animales”

 En Panamá los turistas pueden oír, desde los balcones de sus hoteles,
 el griterío de los monos al amanecer.

 La leyenda dice que Dios les prometió hacerlos hombres cuando saliera el sol.

 Y cada mañana los monos chiflan y lloran su ilusión defraudada.

 El gato caza ratones porque cre que hace daño al dueño.

 –¿Quién no ha conocido a alguna de esas señoras que,
 con un canario en la jaula, una perdiz en el estómago
 y dos o tres plumas de pavo real en el sombrero
 se horrorizan al vernos comer un gorrión?

La grulla gruye, la cigüeña crotora, el pato parpa, el cuervo gazna...

 ...el ganso vozna, el grajo croaja,  la paloma zulea o cantalea, la gallina cloquea...

 ...la gallina cloquea,  la golondrina trisa, el pollo pía, el loro garre, el cuclillo cucúa...

La perdiz cuchichía o piñonea

 “Cigüeño”, el galgo del Séneca que, harto de correr tras de las liebres por el llano,
 decide un día, con un trotecillo casi sonriente, y desentendiéndose de la carrera,
 plantarse a la vera de la zarza lobera, una trinchera de ramas y púas
 donde acaban por refugiarse, a modo de perdedero, las liebres acosadas por los galgos
 en varias direcciones.

“Cigüeño” lo descalificaron porque, entre galgos, se trata de ser ligero, no de ser listo. 

–Ir a la guerra sin Francia es como salir a cazar ciervos sin tu acordeón.
(General Norman Schwartzkopf en la primera guerra del Golfo)

El antropólogo holandés Louis Bolk desarrolló una teoría según la cual
 el hombre procede de un simio que, retardado en la infancia,
 logró reproducirse. Bolk observó que un chimpancé recién nacido es igual que
 un hombre viejo, de lo que dedujo que el hombre no es más que el resultado
 de prolongar la etapa fetal del chimpancé.
 Un mono infantil con las manos todavía no deformadas al ser utilizadas
 como pies y la mandíbula todavía no alargada en busca de la fruta.
 En una palabra, la “fetalización”.