miércoles, 10 de noviembre de 2010

Las cosas de Melquiades, el esquilador (XIII)



EL AMOR SE LLEVA A FRANCIA A MELQUIADES


Francisco Javier Gómez Izquierdo

-Que te ayude alguna de las chicas del pueblo hasta que acabe el año. A Do. hay que escolarizarla, y si D. se va, me tengo que ir con ella.

El amor sacó a Melquíades de Salgüero y se lo llevó al sur de Francia. A Moguesac, un pueblo fronterizo con Navarra. Allí se instaló sin decírselo a las autoridades competentes, tanto españolas como francesas, como si fuera una grulla de paso, y se ocupó en las tareas propias de la estación. Su natural nomadismo le puso en contacto con individuos que en busca de su identidad y realización personal habían huido de sus patrias inglesas, argentinas, holandesas... esperando ver una luz, y se iban encontrando muy erguidos entre perales y avellanos, y agachados en los surcos de patatas y en las cepas del buen vino de la Gironda.

En la vendimia, Melquíades trabó amistad con un esquilador francés muy afamado, pero ya de edad, que precisaba ayuda para poderse enfrentar como es debido a cientos de ejércitos ovinos. Con aquel hombre, Melquíades comenzó a esquilar en Francia y vio que le gustaba. Pasó a Inglaterra y descubrió que había nacido para el esquileo, y con su don de gentes convenció a su maestro para quitar la lana a los rebaños de toda la Tierra de Campos. El futuro fue un no parar.


Melquiades esquilando en Francia


Melquíades vivía en Europa, pero su residencia era junto a D. en Moguesac, a pesar de ser considerado un inmigrante ilegal por la gendarmería francesa:

-Melquiades, te traigo la orden de expulsión. No puedes seguir viviendo en Francia...

-Bueno, majo,.... Déjala encima de la mesa y ven a tomar un café. Mañana me voy a Escocia. Si tengo un hijo en Francia ya no me querréis expulsar, ¿verdad?

Melquíades tuvo al primogénito y la burocracia francesa no quiso ponerle su apellido, no sé si porque D. aún no estaba divorciada de Pi, o porque no tenía papeles, o por suponer una argucia para legalizarse... La verdad es que no recuerdo la causa.

-Si uno se puede llamar José María, ¿por qué no se puede llamar mi hijo Ma. Hidalgo de nombre de pila?

Y como Ma. Hidalgo más el apellido de D. es conocido el ciudadano francés, primer hijo de Melquíades. Ma. es un gigante de dos metros con mucha capacidad para el balonmano. Su padre lo traía de adolescente a España en los veranos, como miembro de su cuadrilla de esquiladores, y yo lo he visto faenar con mucha soltura. La habilidad de Ma. parando balones de siete y nueve metros, le facilitó entrar en los Centros de Alto Rendimiento que Francia dispone para sus deportistas. Creo que actualmente es el portero de un equipo sueco de balonmano.

Más tarde, y también con D., tuvo a Mar., una hermosa muchacha, encantada con el aventurerismo de papá, al que también ha acompañado en las tareas esquiladoras. Tengo certero conocimiento de que hace dos años estuvo por Madrid desfilando en una de esas pasarelas en las que se presenta la moda de París y Milán.

Con sus dos primeros hijos muy niños se agruparon varios de aquellos vendimiadores que conocían oficios artesanales: panaderos, canteros, herreros, etc.... y ayudados por gente lista en los negocios, de la que nunca falta, decidieron montar una feria disfrazados de hombres medievales. Así empezó esa industria que hoy recorre las ciudades españoles con cecina de León, queso de Idiazábal, sidra asturiana, cetreros y veedores de la buenaventura, sin olvidar el puesto de chucherías para los niños y las pizzas venecianas para los cursis... Melquíades era el esquilador de la caravana, pero lo fue por poco tiempo, ya que aquello se convirtió en lo que hoy es y no en lo que parecía en un principio. Por entonces concibió la idea de ser la referencia europea en el arte de esquilar, y junto a unos jóvenes del Pirineo navarro decidió que había que aprender las mejores técnicas: las de Nueva Zelanda. Así lo planteó un día en un aprisco de la Foz de Lumbier.


Rebaño en busca de Melquiades

Introducción
Capítulo I. La fiesta de Melqui
Capítulo II. ¿Son las ovejas más tontas que las personas? Video
Capítulo III. "Segovianos, segovianos, / somos gente cocinera..."
Capítulo IV. "Soy Javier Rupérez y me acaban de liberar"
Capítulo V. Cuando volvió a Burgos a mirar 'lo de la mili' lo hizo vestido de juglar
Capítulo VI. "El Melqui es un rejoío. ¡Cómo guisa el recondenao!"
Capítulo VII. Melquiades, enamorado
Capítulo VIII. Melquiades en el nido del cuco feminista
Capítulo IX. Cocinando y en la procesión
Capítulo X. Dejad que los niños se acerquen a esquilar
Capítulo XI. Tres mil duros y un cordero al ganador de los bolos
Capítulo XII. Melquiades progresa con la dulzaina