Melquiades en Un país para comérselo
LA FIESTA DE MELQUI
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Hace unos días, y en un programa de TVE que recorre España de la mano de Imanol Arias y Juan Echanove (CLICK), apareció un amigo mío sin que me enterara. Mi amigo se llama Melquíades y era el elemento más peculiar y carismático en la cuadrilla que formamos en el barrio a partir de los 15 años. Usted pregunta en cualquier bar del "populoso barrio de Gamonal" y en todos hay gente capaz de contarle algo de Melqui.
Como en Córdoba he contado a compañeros y amigos algunas de sus extraordinarias hazañas, al día siguiente del programa varios me vinieron preguntando si el esquilador que había salido en la tele era mi famoso Melquiades. ¡¡¡¡Claro que era!!!
Don Ignacio le trató poco, pero enterado de la noticia y conocedor de la inclasificable fama del personaje, me dice que diga algo de él, pero para hacerle justicia sería preciso tener al menos la mitad del ingenio de Don Francisco de Quevedo y poder mostrar al mundo al auténtico heredero del Buscón.
Echanove lo encontró en el valle del Jerte esquilando un rebaño de merinas, y el actor admiró la destreza con la tijera de esquilar que se usaba antes de Franco, pero no supo preguntarle delante de un vaso de vino por sus andanzas por el mundo.
Del 31 de diciembre del 1981 al 31 de diciembre de 1982, Melquíades y el que suscribe fuimos cantineros en el pueblo de Salgüero de Juarros. Los dos llevábamos un año licenciados (del servicio militar). A mí no me renovaron el contrato en la San Miguel porque los imprescindibles pelotas y chivatos -a los que de verdad no guardo el más mínimo rencor- contaron que yo era el que pegaba carteles en el turno de noche reclamando cobrar el complemento de nocturnidad... y Melquíades se había enfadado con el jefe del último restaurante en el que trabajaba. Decidimos (mejor, me convenció) coger la cantina, donde él cocinaría y yo haría de tendero.
El pueblo nos cobraba muy poco. No llegaba ni a 50.000 pesetas por todo el año y además de explotar la cantina también nos daba amplia vivienda. Muy viejas ambas y maridadas con la ruina, pero nuestras miras eran que nos conocieran y ya nos encargaríamos de convencer al pueblo de que nos las reformaran. La cantina era un servicio público y por supuesto el único bar del pueblo. Estábamos obligados por contrato a tener abierto todos los días, pues teníamos el único teléfono del pueblo.
-Javi, que soy Bernardo, el hijo de Bernardo. Busca a mi padre y dentro de cinco minutos vuelvo a llamar.
A finales del 82 Melquíades se fue con D., su gran amor, a la Francia rural. Al poco empezó a ejercer de esquilador, prosperó en el oficio y hoy tiene a su cargo varias cuadrillas que hacen la temporada de Escocia, Hungría, Nueva Zelanda... Por julio siempre viene a Burgos. Nos buscamos y nos vemos. Llevo años que no coincido con el concurso de Esquileo que fundó en Salgüero y que tanta fama ha dado al pueblo. El 2º domingo de julio se celebra el evento que tuvo su partida de nacimiento hace 28 años cuando Melqui y el que suscribe decidimos hacer el mejor concurso de bolos de la comarca. Aquel 82, y después del nefasto Mundial, nos inventamos un fin de semana con baile en la plaza ante el estupor del alcalde y la incredulidad de los vecinos. Fue tal el bombazo en los Juarros, que nunca hemos dejado de ser tema de conversación y la Fiesta de Julio ya ha cumplido 28 años. Nunca dejará de ser La Fiesta de Melqui.