Francisco Javier Gómez Izquierdo
¡Más importan las alubias de Ibeas que las cuitas de Mourinho! Es caso curioso que cuantas más alubias recomiendo, menos alubias disfruto. Hablé maravillas de las que preparan en Piedrabuena con perdiz y allí acudió el alma y corazón de Salmonetes... Mentamos las de Ibeas en las aventuras de Melquiades, y ya el amigo Márquez ha encontrado ocasión de catarlas como merecen. Don Ignacio intentaba convencernos estos días de la divinidad de los profetas que vienen de la Lusitania mientras el amigo sabio buscaba la que en tiempos de Melquiades era la cantina de la capital de los Juarros, y hoy comedor junto al centro de interpretación del primer europeo.
Cuando fuimos taberneros y teníamos que asar dos o tres lechazos, los llevábamos a la panadería de Ibeas, que creo sigue siendo la misma de entonces. Dos hermanos serios y trabajadores modernizaron el viejo obrador y recorrían la comarca con unas hogazas ante las que no había mas remedio que sucumbir. El otro panadero venía de Barbadillo del Pez. Se llamaba Fede y murió joven y de repente.
Ibeas ya es un barrio grande de Burgos. Tiene hasta hotel moderno para peregrinos y amigos de Atapuerca. Llevo unos años que ni paro en el pueblo y es dejación imperdonable. El mejor modo de levantar el ánimo de don Ignacio -después de la faena de Barcelona, donde su equipo de fútbol acabó con 10, como venía advirtiendo la dirección técnica del R. Madrid*- es apretarse un buen plato de alubias rojas, de las que al caldo llamamos chocolate. A ésa ya no puedo faltar. Tengo ganas de comer alubias en condiciones. Como las que hacía mi madre en la lumbre.
________
*Nota del editor:
No era vana la advertencia de la dirección técnica del Real: Iturralde debió suspender el partido a los cinco minutos por incomparecencia del Madrid. Pero, si dejó seguir, debió pitar penalty a Cristiano y expulsión del portero gótico del Barça.
¡Más importan las alubias de Ibeas que las cuitas de Mourinho! Es caso curioso que cuantas más alubias recomiendo, menos alubias disfruto. Hablé maravillas de las que preparan en Piedrabuena con perdiz y allí acudió el alma y corazón de Salmonetes... Mentamos las de Ibeas en las aventuras de Melquiades, y ya el amigo Márquez ha encontrado ocasión de catarlas como merecen. Don Ignacio intentaba convencernos estos días de la divinidad de los profetas que vienen de la Lusitania mientras el amigo sabio buscaba la que en tiempos de Melquiades era la cantina de la capital de los Juarros, y hoy comedor junto al centro de interpretación del primer europeo.
Cuando fuimos taberneros y teníamos que asar dos o tres lechazos, los llevábamos a la panadería de Ibeas, que creo sigue siendo la misma de entonces. Dos hermanos serios y trabajadores modernizaron el viejo obrador y recorrían la comarca con unas hogazas ante las que no había mas remedio que sucumbir. El otro panadero venía de Barbadillo del Pez. Se llamaba Fede y murió joven y de repente.
Ibeas ya es un barrio grande de Burgos. Tiene hasta hotel moderno para peregrinos y amigos de Atapuerca. Llevo unos años que ni paro en el pueblo y es dejación imperdonable. El mejor modo de levantar el ánimo de don Ignacio -después de la faena de Barcelona, donde su equipo de fútbol acabó con 10, como venía advirtiendo la dirección técnica del R. Madrid*- es apretarse un buen plato de alubias rojas, de las que al caldo llamamos chocolate. A ésa ya no puedo faltar. Tengo ganas de comer alubias en condiciones. Como las que hacía mi madre en la lumbre.
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*Nota del editor:
No era vana la advertencia de la dirección técnica del Real: Iturralde debió suspender el partido a los cinco minutos por incomparecencia del Madrid. Pero, si dejó seguir, debió pitar penalty a Cristiano y expulsión del portero gótico del Barça.