AGUSTÍN GONZÁLEZ
1930-2005
Agustín González nunca estuvo aún lo bastante muerto para oír la voz de
la conveniencia: murió con las botas puestas, de una gripe mal curada.
Había querido ser aparejador, perito industrial y filósofo, pero acabó
–empezó con un pequeño papel en Escuadra hacia la muerte, de
Alfonso Sastre– siendo cómico de contrapunto en las mejores historias
del cine español: con Saura, con Bardem, con Camus, con Fernán-Gómez y,
desde luego, con Berlanga. Sumó cincuenta años en el carrusel del
espectáculo. Su nombre figura en las dos primeras películas españolas
con Oscar: Volver a empezar y Belle Époque. Su última participación cinematográfica ocurrió en Tiovivo 1950, de Garci. Al morir interpretaba en el teatro Tres hombres y un destino,
con José Luis López Vázquez y Manuel Alexandre. El alcalde de Madrid le
prometió en la capilla ardiente que daría su nombre a una calle.
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)