Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La corrupción es el gobierno del mundo, y lo de Sleepy Joe llamando “asesino sin alma” (aquí, música de Richard Cocciante) a Putin es una Guerra Fría comprada en los chinos, nunca mejor dicho.
La oligarquía yanqui (a la oligarquía la llamamos república como Augusto llamó república a la monarquía, tiene dicho Yarvin) se va a una Guerra Fría de cartón piedra como complemento para disimular su Guerra Revolucionaria, que es la única guerra justa, según las tesis de Lenin y… Mao: la utilización de medios militares o no-militares es cuestión de circunstancias, “de la misma manera que se usan medios legales o ilegales para subir al poder”, y no vamos a mirar el taca taca de Sleepy Joe.
En el Madrid del 62 recordaba Schmitt, sobre la Guerra Fría, que la distinción esencial (desaparecida después de la segunda guerra mundial), fundamento de conceptos básicos del Derecho internacional (guerra, paz, neutralidad), es la distinción de enemigo y criminal: según el Derecho internacional clásico, se lucha con un enemigo sin declararlo criminal. (Por el contrario, recibe consideración de igual para, una vez vencido, poder concluir una paz honrada).
–Todo lo que se puede celebrar como progreso humanitario en la Historia del Derecho internacional se basa en esta distinción clásica. Hoy comprendemos muy bien que Talleyrand celebrase esta distinción con tanto entusiasmo y con tan gran pathos, en un memorándum de 1805, como el mayor progreso de la humanidad.
“¿Asesino sin alma?” Putin tiene una imagen castizota de Chicote del polonio, al parecer moralmente inferior a esa imagen cosmopolita de Obama de jugador de dardos con el globo terráqueo y un Predator.
Guerra fría, guerra caliente. La guerra revolucionaria está constituida, según Mao, en nueve décimos por la guerra fría, y sólo el último décimo, el decisivo, es guerra caliente. Porque el león no se cuida de las trampas ni la zorra de los lobos, fuerza será ser zorra para conocer las trampas y león para amedrentar a los lobos.
[Sábado, 20 de Marzo]