martes, 9 de marzo de 2021

Coto Matamoros, entre el Santo Consenso y la Beata Progrez

 

Hughes

Abc

La televisión, celosa y un poco arpía, se acerca a los jóvenes de internet. ¿Qué sucede allí? ¿Por qué no están aquí viendo concursos? Ibai Llanos, el portento de popularidad, retransmitió el derbi y recibió a Évole. Lo visitó en su mansión, que no es la de Hugh Heffner. Vive con otros internautas comiendo crispis. Necesitan un sitio con muchas habitaciones porque la habitación es el plató de los youtubers, algo ideal aquí, donde la mayor parte de jóvenes no tendrá más que una estancia.

Llanos ‘estrimea’, es ‘streamer’, crea contenidos. Ahora todo el mundo es un poco eso: creamos contenidos. Y se nota que es de otra generación porque no hace ‘tuits’ sino que está en ‘tuich’, y porque, si los de ‘La Isla de las Tentaciones’ dicen súper, ultra, megaguapa, él ya habla en gigas, «gigaempresas».

La Liga le llama por lo que todos sospechamos: que a los jóvenes les gustan más los videojuegos que el fútbol real. Son, antes que nada, ‘gamers’ y los futbolistas se dejan entrevistar encantados y sonríen cuando les llaman «cabronazo». ¿Se imaginan a Pedro Pablo Parrado llamando eso a Piqué? Llanos exporta el delirio radiofónico. Retransmite la vida como si cada cosa que hacemos fuera el gol de Maradona.

No sólo La Liga los seduce. Lo intenta el PSOE, y Évole le arrimó el trauma de su gordura para abrir brecha victimista y politizable. Es un mercado de millones y el acercamiento ha de ser sutil.

Llanos hace las cosas en una plataforma de Amazon, pero se muestra ingenuo ante la posibilidad de ser censurado. Es lo opuesto a otro creador de contenidos, Coto Matamoros, que ha vuelto a España y tiene un programa en youtube, 'DDT'. Si Ibai es seducido por la tele, Matamoros es repudiado, y además le censuran el programa por sus elogios a Victoria Abril. Coto se fuma allí un puro literal, bebe güisqui, y despacha a los santones del Santo Consenso y la Beata Progrez antes sologripista y ahora prohibicionista («comunidad de sumisos degenerados»). Es como si, de repente, se abriera una ventana a la libertad de los 90. Coto, obsesionado con la libertad y la felicidad, cita a Schiller y a Kant, pone un croma celestial, una canción de Aute y habla de beber y beber junto a Victoria Abril en un velero libertario en alta mar.