José Ramón Márquez
En el año 1930 se presenta en España y hace esa temporada en nuestro país el torero chino Hong Chickeen, Vicente[1] Hong en los carteles. «Desde Venezuela, en cuya capital dirigía un periódico chino, ostentando a la vez la representación del Gobierno de su país como delegado de la inmigración» viene a España a probar fortuna. No es ningún advenedizo, pues tenemos noticias de su labor como torero en México y otros lugares de América. Su principal baza publicitaria, el exotismo de su origen, es quizás también el principal motivo de que no acabe de ser tomado totalmente en serio por la crítica y la afición; hacia ese terreno, digamos poco serio, es hacia donde apunta la columna que le dedicó Corinto y Oro, titulada «Tenemos un torero chino».
Procedente de Venezuela, como se dijo, y acompañado de su apoderado, José Romero Frascuelillo, tiene problemas para pasar la aduana, pese a llevar en regla toda su documentación, por su condición de súbdito chino.
Frascuelillo remite un telegrama a los periódicos:
«Torero chino Hong detenido autoridades españolas frontera Port-Bou alegando no pueden pasar chinos, a pesar de tener visación pasaporte y permiso especial ministerio Estado.- Saludo. Apoderado»
Tras pasar un día retenido en la frontera, llega Vicente Hong a Barcelona en el mes de mayo de 1930.
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