miércoles, 16 de julio de 2014

Salgüero de Juarros. XXII Campeonato de España del Esquileo, 3. Romance de la loba parda

Estando yo en la mi choza   pintando la mi cayada,

las cabrillas altas iban   y la luna rebajada;

Mal barruntan las ovejas,   no paran en la majada.

Vide venir siete lobos   por una oscura cañada.

Venían echando suertes   cuál entrará a la majada;

le tocó a una loba vieja,   patituerta, cana y parda,

que tenía los colmillos   como punta de navaja.

Dio tres vueltas al redil   y no pudo sacar nada;

a la otra  vuelta que dio,   sacó la borrega blanca,
 
hija de la oveja churra,   nieta de la orejisana,

la que tenían mis amos   para el domingo de Pascua.

—¡Aquí, mis siete cachorros,   aquí, perra trujillana,

aquí, perro el de los hierros,   a correr la loba parda!

Si me cobráis la borrega,   cenaréis leche y hogaza;

y si no me la cobráis,   cenaréis de mi cayada.

Los perros tras de la loba   las uñas se esmigajaban;

siete leguas la corrieron   por unas sierras muy agrias.

Al subir un cotarrito   la loba ya va cansada:
 
—Tomad, perros, la borrega,   sana y buena como estaba.

—No queremos la borrega,   de tu boca alobadada,

que queremos tu pelleja   pa' el pastor una zamarra;

el rabo para correas,   para atacarse las bragas;

de la cabeza un zurrón,   para meter las cucharas;

las tripas para vihuelas   para que bailen las damas.

VARIANTE DEL ROMANCE DE LA LOBA PARDA

Estando yo en la mi choza
remendando mi caldero
y arreglando la alcayata
vide venir siete lobos
por lo alto La Demanda.


El más chiquito de todos
se vino hacia mi majada.
Siete vueltas dio a la red
y no pudo sacar nada;
y a la ultimita que dió
sacó una borrega blanca.

—Allá, los perritos míos,
ah mis perritos de fama;
si me cogéis la lobita,
la cena tenéis ganada
y, si no me la cogéis,
sin cena y con la cachava.

 Al llegar a un arroyito
la lobita iba cansada.
Vuelve «p'atrás» y me dice
     —Toma,     pastor, tu ovejita
queja tienes viva y salva.

—Tu ovejita no la quiero
que la traes malparada,
lo que «quió» yo es tu pellejo
para zurrón de cucharas.

Las Cabrillas iban altas
y la Luna arrebatada;
las ovejas de un pastor
no paran en la majada.

Estando el pastor en vela
vio     venir la loba parda.



—Llega, llega, loba parda,
llega, llega, enhoramala.
Verás mis siete cachorros
y mi perra trujillana
y mi perro de los hierros,
que solo para ti basta.

—Ni tus siete cachorrillos,
ni tu perra trujillana,
ni tu perro el de los hierros
todos para mi son nada.


— Aquí mis siete cachorros,
aquí perra trujillana,
aquí perro de los hierros,
a correr la loba parda.

La corrieron siete leguas
por unas altas montañas
y otras siete la siguieron
por unas veredas llanas.


 Al subir un cotarrito,
y al bajar una cotarra
salió el pastor al encuentro
con un cuchillo sin vaina.


—No me mates, pastorcito,
por Dios y su Madre Santa,
que diré a mis compañeros
que no vuelvan a tu piara.

—Siete pellejitos tengo para
hacer una zamarra,
con el tuyo serán ocho
pa terminar de forrarla:
las patas para manguitos
las orejas pa polainas,
y el rabo para agujiras
para coserme las bragas
y caso que sobre algo
para un mandil para el ama.


Al mexicano Benito Juárez se le perdió una oveja de su abuelito por lo que se escapó de su casa
 y se fue con su tío el cual lo educó e hizo que llegara a ser presidente...

...nada de esto hubiera pasado, es más, es culpa del abuelito de Benito,
 quien lo puso a cuidar las ovejas, o también del compadre del abuelito de Benito,
 quien le recomendó comprar ovejas.

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