martes, 22 de julio de 2014

Las tres edades del toreo


El Marqués Del Bosque en su modesta celda federativa

Vicente Llorca

Alguien recordó en la tertulia el otro día la célebre definición que el jerezano Rafael de Paula asertara en relación a su compadre sevillano, el torero Curro Romero.

Señores; Curro Romero tuvo una primera época buena. Muy buena. Y luego tuvo una segunda en la que vivió a costa de la primera. Y una tercera que vivió a costa de la segunda

La memorable definición del gitano había surgido en boca del erudito G., a cuenta de no sé qué conversación que habíamos iniciado sobre el Marqués del Bosque.

G., inmerso en sus erudiciones, lo mismo recuerda con exactitud la tarde remota de Sánchez Bejarano frente a un corridón de Miguel Zaballos, que la llegada del gordo Puskas a las alineaciones de don Alfredo di Stefano.

¿Y eso a qué viene, Juan? –le preguntó alguien.

Pues muy fácil. Del Bosque tuvo una primera época en la que vivió a costa del Madrid de Heynckes. Y una segunda, en la selección, en la que vivió de lo que  había preparado Luis Aragonés

Vale, Juan. ¿Y la tercera?

En la tercera ha vivido a costa de un tal Vicente del Bosque, que nunca había inventado nada. Y ahora os voy a hablar sobre la retirada de Dámaso Gómez en Madrid, con los seis toros que despachó en un rato, que no sé por qué se me viene ahora a las mientes esto de las retiradas.

Y así pasamos la mañana.

Tomás padre, el marqués y un radiofonista