martes, 29 de julio de 2014

La venganza póstuma de Tarradellas


El Vita


Ja soc aqui
 
José García Domínguez

Algo inaudito en el muy hermético mundo de la omertà catalana, la historia de la gran estafa que dio origen a la fortuna del fundador de Banca Catalana y patriarca del clan de los Pujol, Florencio Pujol, el padre de Jordi Pujol i Soley, fue narrada en su día con todo lujo de detalles escabrosos por Manuel Ortínez, quien fuera consejero y hombre de la máxima confianza personal y política de Josep Tarradellas a su regreso del exilio francés. Así, gracias al entorno más íntimo de Tarradellas, acusarían recibo los anales del rocambolesco tocomocho maquinado en Tánger por Pujol padre con la complicidad de Josep Andreu i Abelló, el antiguo dirigente de la Esquerra que había creado de la nada el Banco Inmobiliario y Mercantil de Marruecos. Una súbita prosperidad económica, la de Andreu i Abelló, que acaso no fuera ajena, tal como ha conjeturado el viejo sindicalista de UGT Antón Saavedra, al saqueo del patrimonio del Estado español en el célebre pillaje del Vita, aquel yate que partió hacia México repleto de lingotes de oro y joyas tras el fin de la guerra (Andreu i Abelló, que años después sería nombrado consejero de Banca Catalana por Pujol hijo, formó parte junto con Indalecio Prieto del grupo que hurtó el cargamento de la nave a su llegada a América). Lo de Tarradellas tenía todo el aspecto de ser una venganza. Y lo era.

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