El 68
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Ayer (Puigdemont entrando al penal), germanófilos, y hoy (Puigdemont saliendo del penal), aliadófilos. Es la veleta española.
En España, aliadófilos quiere decir francófilos. Después de todo, queda un mes para el cincuentenario del Mayo Francés. ¡Los “évènements de mai”!, que dicen los “soixante-huitards”. Y hasta en el “As” amenazan con darnos el tabarrón de sus prodigios.
El Mayo Francés es la Movida Madrileña de la política: mentiras de pago y sexo y copas de balde. “¿Cómo se dice acostarse de balde?”, pregunta Bobadilla.
–A l’oeil –contesta una lumi.
En marzo del 68, antes de que Massiel ganara Eurovisión con un vestido de Courrèges y un lalalá del Dúo Dinámico, Jean-Jacques Servan-Schreiber (JJSS), fundador de “L’Express”, llamó a Trevijano para presentar en Madrid “El desafío americano”: lo hizo en el hotel Princesa y se reveló como un fatuo, convertido, dos meses después, en el tonto útil de los “soixante-huitards” de adoquín y Libro Rojo contra De Gaulle, último gran personaje de Europa y desde luego el único demócrata del continente: montó la V República sobre la Constitución que copió (mal) de la de los Estados Unidos, en vez de contentarse con las cartas otorgadas a todos los demás por el ejército vencedor.
El 68 es el triunfo de la socialdemocracia, hija adulterina del Libro Rojo de Mao y el “Moulin Rouge” de Oller, que era de Tarrasa, más todas las cocottes de la Teoría Crítica del marxismo dispuestas a contarnos a partir de mayo, queramos o no, los chismes de sus irrelevantes vidas como “soixante-huitards”, si no salimos corriendo como Puigdemont.
–Los primeros que llegaron fueron los catalanes –cuenta Millán Astray el arranque del Tercio–. Son la esencia de la Legión. ¡Bendita sea Cataluña! ¡Que Dios lleve a buen camino a los descarriados y que el diablo recoja a los protervos! Pero prefiero mucho más que a todos los ampare el manto de la “Moreneta” que los cuernos y las garras de “Demoni”.
La Historia es una cuestión de fechas.