miércoles, 22 de noviembre de 2017

El prodigio

Santoni

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Si nadie pestañea al oír que España tiene en el 155 de la Constitución el pin para salir de la trena, ¿vamos a pestañear al ver que el expapa del Palmar de Troya, Gregorio XVIII, se afilia al PP para emprender su carrera política en la Tierra?

Dos consejeros de Puigdemont, Rull y Turull, piden salir de prisión… ¡porque han “acatado el 155”!, un verso suelto de la Constitución del 78 que faculta al Gobierno para “dar instrucciones” a la autoridad autonómica… destituida por el Gobierno con ese mismo artículo que, leído con segundas (¡la broma de Rabelais!), también da para disolver un Parlamento, cosa que a Cromwell, sin una Constitución escrita, le costaba un ejército tremendo.

Si una quimera, bamboleándose en el vacío, puede comer segundas intenciones, bien comido estoy… –fue la broma rabelesiana.

Jurídicamente, pues, el 155 sería una mezcla de quimera de Rabelais y “drógulus” de Ayer (un Punset de la filosofía con tertulia en la BBC): “Suponga que digo ‘Hay un drógulus allí’, y usted dice ‘¿Qué?’, ‘Bueno, digo yo, no puedo describir lo que es un drógulus porque no es la clase de cosa que usted pueda ver ni tocar, es un ser incorpóreo. Está allí. Hay un drógulus justo detrás de usted, espiritualmente detrás de usted’ ¿Tiene eso sentido?”

¿Tiene sentido que Méndez de Vigo, el Espartaco Santoni del Gobierno, no devuelva el tesoro de Sigena?

En el 78 sólo discutieron el 155 Letamendía, que se oponía al manoseo autonómico del Senado, y Fraga, porque ese artículo no permitía al Gobierno una intervención directa.

Hoy, el 155 es un prodigio que coloca a Puigdemont, un helio-orate que predica que el mundo gira alrededor de Cataluña, en el falso brete de Galileo. “Falso” porque a Galileo, según sostuvo siempre Gustavo Bueno, no le perdió su heliocentrismo, sino su atomismo, que complicaba el dogma de la transubstanciación.

Pero luego Pacordóñez disolvió (¡otro 155!) la festividad del Corpus Christi… “¡y no se dieron ni cuenta!”