DIME, FÉLIX
Vainica Doble
Dime, Félix,
¿por qué has matado al gato de una patada
si el pobrecito no te había hecho nada?
No comprendo cómo has tenido valor
para hacer cosa semejante.
¡A cualquier hora me caso contigo,
de haberlo sabido antes!
¿Cómo puedes pertenecer a la sociedad protectora de animales
y al mismo tiempo albergar en el corazón
instintos tan criminales?
Qué desilusión,
me has roto el corazón.
Se llamaba como tú,
de apellido Micifuz,
le compramos en la pajarería inglesa,
comía con nosotros en la mesa,
me seguía por la casa
y me acompañaba en la cocina.
Te despertaba a las ocho en punto
para ir a la oficina.
Dormía enroscadito entre los dos
y su run-run-run era nuestra canción.
Qué desilusión,
me has roto el corazón,
y su run-run-run era nuestra canción.