Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Podemos es el Psoe del pobre.
Otro partido prebendario que el pijerío del barrio de Salamanca vota para estar en la onda, igual que don Fernando Bergamín aplaude ahora en Las Ventas al pobre Diego Urdiales porque le han dicho que es el artista a la moda.
Ya conocen ustedes el silogismo: la propiedad es el robo; Sócrates es propietario; luego Sócrates es ladrón. Algo, pues, habrá que restituirles a los pobres.
Max Stirner recuerda con regocijo un proyecto de ley electoral del gobierno inglés para Irlanda que proponía el electorado para quien pagase cinco libras esterlinas de impuesto de los pobres.
–¡El que da limosna adquiere derechos políticos! –estalla la sorna de Stirner.
El gobierno español, en vez de una ley electoral, tiró de tele y creó ese partido prebendario que ahora, entre Buñuel (“Viridiana”) y Berlanga (“Plácido”), guarda cola para recibir la pedrea en la lonja de los pactos.
El pacto como “robobo” de la “jojoya”.
En los 60, Mario Cabré (tío de Mario Gas, el de “Gas en cada piso” que Gallardón tuvo al frente del teatro en Madrid) era nuestro Cary Grant, y los empresarios rifaban cenas con él en Benidorm. Hoy, Manuela Carmena es nuestra Linda Hunt (Henrietta “Hetty” Lange en “NCIS: Los Ángeles”), y lo “cool” es tener medio cerrada en la agenda una cena con ella.
Sólo a quien no haya leído en Deleito y Piñuela la vida pija del Madrid de Felipe IV le chocará que el ideal de vida pija en el Madrid de Felipe VI consista en cenar con Manuela para que te cuente cómo trajo las “libertáes” o su plan para transformar la rotonda de la plaza del marqués de Salamanca en un huerto ecológico que produzca para el gintónic bayas como las que cuidaba Fray Luis (“Del monte en la ladera, / por mi mano plantado tengo un huerto”), aunque el pijerío conocerá más a Brian, el jardinero fumeta de Jamie Oliver.
¿La Revolución?
Mucho peor: La Rumba Alrededor Del Jamón. (Y la grasilla del jamón, para el tertuliano de guardia).