lunes, 15 de junio de 2015

1992

Hughes
Abc

Canal+ estrenó el jueves la extraordinaria «1992». Se sitúa en la Italia de ese año: corrupción y crisis de su partitocracia, socialistas y democristianos; el inicio de la operación Manos Limpias que acabaría con Craxi; el surgimiento de la Liga Norte de Bossi («¡Estado Federal!») y el éxito económico-deportivo de Berlusconi. Justo el instante anterior a Forza Italia. El protagonista, un publicista con trazas de Don Draper (no es sólo un homenaje, la publicidad fue vital en el auge del Cavaliere), explica en el primer episodio la pasión por las jóvenes en edad incierta. Lo que serían luego las «velinas», azafatas que llenarían las televisiones y llegarían al Parlamento. Elemento obsesivo, crucial, del populismo espectacular, machista y jocoso de Berlusconi. Explica el protagonista, anticipándose, que ellas, nada inocentes, con sus bailes pedían magisterio, iniciación. Desvela así el cinismo italiano: la corrupción estaba en el sistema, pero no sólo. En 1992 está todo: el «cartel» de los partidos, el pacto, el reparto; la regeneración cosmética para que nada cambie; la «obsesión morbosa por los encarcelamientos», sed de justicia que Forza Italia cabalgaría; y la responsabilidad catódica del fenómeno. En España hubo televisión italiana, pero se llevaron las mamachicho. Devino un entretenimiento efectivo, ibérico y marujo, quizás un poco sarasa. «L’Espresso» declaró muerta la TV en el 92 y aquí derechas cautelosas e izquierdas tropicales le niegan el impacto. ¿Pero imaginan una tele que con retórica de izquierdas amparara a la vez propuestas similares a la Liga Norte y fuertes intereses económicos? ¿Esa perfección? ¿Y encima sin «velinas»?