Francisco Javier Gómez Izquierdo
La emoción del fútbol español lleva años viviendo en casa de los pobres y en la última jornada de Liga de 2ª división no se ganó para sobresaltos. Miraba un servidor el Leganés-Zaragoza por la cadena sexta, pero la atención la tenía en el pinganillo que daba novedades desde Sabadell, Sevilla y Gerona. El 2-0 en contra de Osasuna me tenía encogido en el sofá, hasta que el milagroso empate del gemelo Flaño me hizo saltar como un osasunista más... pero lo que me tuvo toda la tarde con el ánimo indispuesto fue la faena del Betis.
Confieso que prefiero al Spórting de Gijón en Primera, antes que al Girona. El entrenador Abelardo es un señor que a todo el mundo cae bien, con esa carita de hombre bueno que Dios le ha dado y un hablar sensato de vecino de comunidad que siempre busca la paz y los acuerdos entre propietarios. Su equipo está hecho de chavales -guajes como dicen ellos- bulliciosos que quieren al Spórting todos los días de su vida. Allí todavía anda Quini, un Abelardo mayor, al que tanto hemos apreciado los aficionados veteranos. “Quini defiende a McQueen en los córners”, decía Kubala para demostrarnos sus saberes tácticos. Abelardo y Quini tienen cara de buenos y seguro que lo son. Por eso y por el día que Mesa, Joaquín, Ferrero y Megido firmaron una mañana en El Plantío una obra de arte que nos costó un 0-5, queremos al Spórting en Primera. ¡Qué exhibición la de aquel día!
Los asturianos tenían que ganar al Betis. Ganaron..., pero no fue en buena lid. La victoria resultó indigna e indecorosa porque el Betis, como el Barça ante el Deportivo, no compitió. El Betis dejó hacer al Spórting sin poner impedimentos. Sin hacer faltas y con una galbana improcedente. Es curiosa esta falta de culpabilidad en los equipos que lo tienen todo hecho y que adulteran la competición con incomprensible impunidad. No se les supone rendición antes de la batalla y no puedo entender por qué. Actitud antideportiva es la palabra correcta. El Comité federativo sospechará seguramente del ardor combativo del CD Lugo en Gerona, donde nada le iba ni le venía, pero creo que lo sancionable estuvo en el Villamarín, donde el Spórting necesitaba dos goles y coló tres.
Cuando el Lugo empató, el monte de los Olivos gerundense se convirtió en el teatro de una tragedia insospechada y los actores perdieron la serenidad y no se cortaron en afear el interés del Lugo en la victoria, como si lo correcto hubiera sido dejarse ganar... como el Betis ante el Spórting. Al portero Becerra, que tiene buena pinta, le escuché palabra muy mal dichas porque no puede querer del Lugo lo que no quiere del Betis,
No merece reproche el CD Lugo por intentar ganar, ni el Spórting por su éxito. El vergonzoso comportamiento lo tuvo el Betis, que ya hizo de “las suyas” en Tenerife y al que vamos a dejar de querer, por estos detalles que tanto daño hacen a gente desprevenida.
¡Ah! El año que viene X2 en el Spórting-Betis.