Ignacio Ruiz Quintano
Abc
De los socialistas Pedro de la Preveyéndola y Toni Carmona se ha reído tanto la calle que su venganza es montar en el Ayuntamiento de Madrid un Club de la Comedia donde los graciosos se pisan los chistes.
¿Que Carmona cuenta el del Prestige? Zapata (inhabilitado… ¡para la Kultura!... en la compartimentada moral socialdemócrata) cuenta el de Irene Villa. Y así. Luego, a los del Club Bilderberg, Snchz les cuenta que ha vuelto la Movida.
Carmena es la repetición como farsa de la tragedia de Tierno. El profesor fue el cínico que dijo que las promesas se hacían para no cumplirlas. La jueza es la oportunista que dice que su programa no contiene compromisos, sino sugerencias que no van a ninguna parte.
Ella va al Ayuntamiento en Metro, donde tropezó, cayó y se lastimó el tendón de Keylor Navas, antes de Aquiles. Y no ha sido el peor de sus tropiezos, que forman parte de la farsa, como los de Chaplin, que inventó el “moonwalk” del pobre.
–En alemán, “prometer” (“versprechen”) también significa “tropezar con las palabras” –dice Steiner, que recuerda cómo la irreversibilidad de la palabra una vez dicha obsesiona a muchas culturas y sensibilidades, “tal como nos enseñan los cuentos de hadas”.
Según los “hípsters” que le hacen los retratos ecuestres, Carmena es el hada del cuento de Podemos, pero no se la ve muy preocupada por sus incumplimientos de palabra. Esa señora sólo tiene un misterio: si va en Metro al Ayuntamiento, que está en Cibeles, ¿qué hace apeándose en Goya?
Querejeta se las daba de habernos librado del franquismo porque un día arrojó unas octavillas en la escalera del Metro de Goya y echó a correr (él, no el franquismo).
Pedro de la Preveyéndola y Toni Carmona se han pasado de venganza, aunque tengo un amigo que asegura que este verano, con la excusa de las vacaciones, Pablemos abandonará a la Abuela en la primera gasolinera.
Que les siga Gonzalo García Pelayo y nos regale el “remake” de “Corridas de alegría”.