sábado, 11 de febrero de 2012

Petrov


Ignacio Ruiz Quintano

Abc

Boxeo en la plaza de toros de Illescas, Toledo, en una noche “para hombres”, que diría Pep Guardiola, aunque en el ring los hombres caen de verdad, no porque los miren, como en el tiquitaca pepesco.

Petia Petrov, el Zar, pelea esta noche por un título mundial de los ligeros, y ése es el río que hoy nos lleva a hablar gallego en La Sagra, cuyas señorucas, cuando se dirigían a un forastero, le hablaban a gritos y en gallego.

¡En gallego! –exclamó Borrow, que había ido a venderles la Biblia protestante.

En la comarca de La Sagra todos sabían unas cuantas palabras en gallego, aprendidas de los que en verano bajaban del monte para ayudar en la siega, y como la única lengua extranjera que conocían era el gallego, creían de buena educación hablar en esa lengua al forastero.

Conversar en gallego en una plaza de toros toledana viendo boxear a un ligero ruso nacionalizado español en Vallecas es la globalización.

Nos hacen llevar vidas tan cursis que para ir al boxeo, que viene de Grecia, como la democracia, conviene ponerse de “The Fighter” (Mark Wahlberg y Christian Bale) y de Salcedo Ramos: del Kid Pambelé de “El oro y la oscuridad” al Caraballo de cintura con garbo de bailador de cumbiamba, pasando por Rocky Valdez (“a ese hombre le roncaban los c… en el ring”). De lo contrario no tendría sentido ni esa pitagórica señorita de los números (la verdad en números redondos) que nos recuerda que la mujer es como la gloria: ama a quien triunfa.

Sobre nuestra fórmula antigua, “Monarquía y toros”, la del mundo moderno: “Democracia y boxeo”.

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