viernes, 17 de febrero de 2012

Arco

Arco 2012

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Arco tiene algo de mañana de Año Nuevo en el hangar del cotillón, sólo que aquí las sobras son “performances”, y nada ya hay más viejo que el ir y venir de estos zombis de la posmodernidad asustados por una crisis que amenaza con destetarlos de esa gran ubre cultural que era el Estado.

¿Habéis visto al Franco, qué cañero?

Arco tiene de moderno lo mismo que Toni Freixa, El Puma culé, que pide el Bernabéu para “épater le bourgeois” nacionalista en calzón y camiseta, y una galería barcelonesa se ha presentado en el cotillón del arte contemporáneo con el tabarrón de Franco metido en una “frigidaire”, cuando lo cañero (“cañero” es que el diestro se juegue de veras la femoral) sería cargar la suerte con Pujol, o mejor, la Ferrusola, dama de acrisoladas virtudes que confesó su malestar por que un presidente de Cataluña, Montilla, fuera “un andaluz que tiene nombre en castellano”.

Arco es el día de la marmota, pero sin marmota.

Y en medio de este jardín de infancia para niños con más años que una bandada de loros das, de pronto, con un dibujo de Saura que brilla como un cocuyo que te ilumina la salida.

¡Un artista!

Una crítica de arte laureada por Zapatero que da clases de cine a los alumnos de Arte en la Complutense explica (?) la lobreguez de este Arco 2012:

La baza del poder en esta coyuntura es deprimirnos para tener más control sobre nosotros con los miedos y las amenazas continuas.

Va a resultar que Mariano, para estar de pie y no engordar, pinta (para Arco) después de almorzar. Como el Generalísimo.

Seguir leyendo: Click