Primera portada de Gente y aparte,
con ilustración ad hoc de Juan Carlos Eguillor
Abc, 11 de Abril de 1987
con ilustración ad hoc de Juan Carlos Eguillor
Abc, 11 de Abril de 1987
Lo que comenzó como una gamberrada de buen tono entre Jorge Berlanga y yo en la barra de El Cutre Inglés -Marqués de Santa Ana, 43, con Mamen del Valle y demás chicas Bond de los ochenta como camareras- acabaría convirtiéndose en una sección hecha y derecha de Abc. Sobre la forma de hacerla ya se trató aquí.
De aquella sección con la que tanto nos divertimos -diversión que tan cara nos harían pagar los hiénidos de Mufasa que controlan la charca del oficio- escribiría Sabino Méndez en su delicioso Corre, rocker (2000):
-La sección se llamaba Gente y aparte, salía los sábados... y pretendía buscar públicos nuevos para el histórico rotativo. Ignacio Ruiz Quintano fue el encargado de organizarla y buscar los colaboradores. Contacté con él a través de Alaska y Pito... Mis artículos fueron mejorando. Cuando Ignacio Ruiz Quintano se trasladó a Diario 16 me siguió pidiendo crónicas ocasionales para su diario o para El Observador. Luego, al volverme a centrar en el trabajo musical, perdí el contacto con él. Recuerdo con cariño su desacomplejada independencia de criterio y su capacidad de convertir una crónica de un partido de fútbol en un homenaje clásico.
Nada de ello hubiera sido posible sin Jorge Berlanga y Rosaura Díez Fuertes.
De aquella sección con la que tanto nos divertimos -diversión que tan cara nos harían pagar los hiénidos de Mufasa que controlan la charca del oficio- escribiría Sabino Méndez en su delicioso Corre, rocker (2000):
-La sección se llamaba Gente y aparte, salía los sábados... y pretendía buscar públicos nuevos para el histórico rotativo. Ignacio Ruiz Quintano fue el encargado de organizarla y buscar los colaboradores. Contacté con él a través de Alaska y Pito... Mis artículos fueron mejorando. Cuando Ignacio Ruiz Quintano se trasladó a Diario 16 me siguió pidiendo crónicas ocasionales para su diario o para El Observador. Luego, al volverme a centrar en el trabajo musical, perdí el contacto con él. Recuerdo con cariño su desacomplejada independencia de criterio y su capacidad de convertir una crónica de un partido de fútbol en un homenaje clásico.
Nada de ello hubiera sido posible sin Jorge Berlanga y Rosaura Díez Fuertes.