Cavilo que para continuar siendo, para continuar trabajando, hacen falta unas grandísimas dosis de candor y de sosiego. Este candor y sosiego es lo que, al parecer, proporciona la fe en los dioses, tanto en los antiguos como en los modernos, los que ahora se nos ofrecen, para que elijamos, a los ciudadanos. Se puede tener una fervorosa fe en la democracia, en el sistema autonómico, en Buda, en el arte, en el atlétic, en el amor, en el crecimiento sostenible, en la rectitud de nuestros gobernantes o en la fortaleza de nuestro sistema financiero.
Cavilo que yo no tengo ni he tenido ni fe, ni candor, ni sosiego.
Cavilo que para pretender hacer arte es imprescindible tener fe, candor y sosiego.
Cavilo que yo no soy un artista, que sólo pretendo ser un pintor, el mejor pintor posible, teniendo en cuenta mis limitaciones.
Cavilo que la sabiduría es un fuego que alumbra, pero que no calienta y que la pasión es un fuego que calienta pero que no alumbra.
Cavilo que prefiero estar despierto que estar dormido.
Cavilo que ahora sé porque siempre tengo frío y siempre estoy un poco triste.