sábado, 22 de enero de 2011

El pinganillo plurinacional

-Maldición, espero que el gato no tenga
también el don de lenguas

DON DE LENGUAS

Jorge Bustos

Si en tiempos de Franco una escopeta le sirvió a Berlanga para cifrar todo un régimen, en los tiempos de progreso de Zapatero ha bastado un simple pinganillo para coronar el itinerario jurídico de la democracia plurinacional. No lo digo yo, lo dice el columnista de Público Ignacio Escolar*, que desovilla esta ardua cavilación en su cuenta de Twitter: “Lo que jode no es el gasto en intérpretes, sino el hecho simbólico de que en el Senado quede claro que este país es plurinacional”.

Hecho simbólico, reconocimiento de la diversidad, país plurinacional… son los sintagmas que aureolan de santo fervor asimétrico el discurso de sus señorías periféricas catalanas, vascas o gallegas, mientras sus representados, o bien tiritan en la cola del paro –donde, de momento, al menos se puede fumar–, o bien sufragan con los tributos sustraídos a sus nóminas el pasatiempo babélico que, a razón de 12.000 pavos la sesión en concepto de traductores, tiene sumidos a los senadores heroicos en una cruzada semanal contra la negra opresión centralista. ¡Reparen ustedes en lo que han tenido que soportar los senadores nacionalistas hasta ahora, los tímpanos sanguinolientos de tanto oír castellano, con su reminiscencia imperialista!

Ahí tienen, en cambio, victoriosos como avatares de Michael Collins, a los señores Carles Bonet, de ERC, y Lluis María de Puig, del PSC, que se han despedido de la Cámara alta “celebrando tener la oportunidad de realizar en catalán su última intervención ante el pleno”, como si fueran William Wallace entregando la cabeza al tajo con el presentimiento orgulloso de haber fundado una patria.

Toda esta coña ruinosa del identitarismo localista, amén de exprimir las exangües arcas estatales y prestar la marca España al ridículo internacional, sólo se disculpa si pensamos que ahora un senador cualquiera podrá preservar la higiene intelectual con sólo quitarse el pinganillo cuando esté hablando un Anasagasti. Ah, no, que no sabe el euskera.

(Publicado en La Gaceta)

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*Gramsci de Torresandino para el vulgo