El chquillo de Juan Mora pasea las orejas
por la primera plaza del mundo "porque al niño le hacía ilusión"
por la primera plaza del mundo "porque al niño le hacía ilusión"
José Ramón Márquez
Ni ha empezado la temporada y ya tenemos el cartel de Beneficencia para Madrid. Con la de tiempo que resta hasta que llegue mayo; con la de cosas que pueden pasar de aquí a mayo. En este caso, si de algo no se puede acusar a los responsables de la corrida de Beneficencia es de que les vaya a pillar el toro, de que vayan a andar con las prisas de última hora para cerrar el cartel, que en plena invernada ya lo han cerrado, los tíos.
¿Y el cartel, qué? Pues es lo que se dice un buen cartel, con su Mora, su Morante y su July. Un buen cartel en el que yo habría puesto a Eugenio de Mora en vez de July, no por animadversión al chiquitín de Velilla, sino para que la cosa hubiese quedado más magrebí, especialmente en este año que se conmemoran los mil trescientos de la llegada a la piel de toro de Tarik y Muza. Cosas de detalle, que se ve que no han caído en ello.
Por lo demás, pues no se puede decir nada. Juan Mora ya va embalado como Maestro del Shao-lin de las Ventas aupado por los pequeños saltamontes de lo que queda del siete, Morante en su rico mundo interior, con su legión de admiradores que por media verónica de su niño matan, como Belén Esteban por la suya, y July, el hombre de las orejas, no porque las tenga grandes, sino porque siempre quiere para él las de todos los toros que mata: torero al que dicen ‘de época’ aunque no nos explican de cuál época.
Del ganado ni me acuerdo y me da pereza mirarlo, pero me juego el sueldo a que este año tampoco se verá en Beneficencia la divisa blanca, gris plomo y negra de Concha y Sierra. Bueno, pues como vamos a todas las que podemos, pues ahí estaremos viendo el cartel éste de enero para mayo o lo que quede en el cartel de las intenciones de enero en mayo; que nos da igual lo que pase porque habríamos ido lo mismo si hubiesen puesto a Fernando Cruz, Javier Valverde y Torres Jerez, aunque con esos quizás aumentarían las posibilidades de ver lo de Concha y Sierra.
Sin embargo, la impresión mas principal que produce el cartel éste que acaban de alumbrar es que los autores de tal oferta prefiguran en cierto modo que no va a pasar nada de aquí a mayo, y el tiempo nos dirá si llevan razón. Para valorar esto, volemos al pasado reciente: ¿es posible imaginar que en enero de 1991 alguien hubiese tenido en cuenta a un tal César Rincón para la Beneficencia de aquel año? ¿Habría algún visionario en aquel enero de 1991 que hubiese podido pensar en un mano a mano entre Rincón y Ortega Cano para la corrida de Beneficencia? Creo yo que si hace veinte años hubiesen ido con esta idea de ahora, con tanta anticipación o con tantas prisas, en aquel enero nos podrían haber anunciado para junio a Espartaco, Roberto Domínguez y Pepito Arroyo. Habría sido un magnífico cartel, como lo es el que ahora nos presentan, pero nos habríamos perdido para siempre aquel imprescindible mano a mano.
Ni ha empezado la temporada y ya tenemos el cartel de Beneficencia para Madrid. Con la de tiempo que resta hasta que llegue mayo; con la de cosas que pueden pasar de aquí a mayo. En este caso, si de algo no se puede acusar a los responsables de la corrida de Beneficencia es de que les vaya a pillar el toro, de que vayan a andar con las prisas de última hora para cerrar el cartel, que en plena invernada ya lo han cerrado, los tíos.
¿Y el cartel, qué? Pues es lo que se dice un buen cartel, con su Mora, su Morante y su July. Un buen cartel en el que yo habría puesto a Eugenio de Mora en vez de July, no por animadversión al chiquitín de Velilla, sino para que la cosa hubiese quedado más magrebí, especialmente en este año que se conmemoran los mil trescientos de la llegada a la piel de toro de Tarik y Muza. Cosas de detalle, que se ve que no han caído en ello.
Por lo demás, pues no se puede decir nada. Juan Mora ya va embalado como Maestro del Shao-lin de las Ventas aupado por los pequeños saltamontes de lo que queda del siete, Morante en su rico mundo interior, con su legión de admiradores que por media verónica de su niño matan, como Belén Esteban por la suya, y July, el hombre de las orejas, no porque las tenga grandes, sino porque siempre quiere para él las de todos los toros que mata: torero al que dicen ‘de época’ aunque no nos explican de cuál época.
Del ganado ni me acuerdo y me da pereza mirarlo, pero me juego el sueldo a que este año tampoco se verá en Beneficencia la divisa blanca, gris plomo y negra de Concha y Sierra. Bueno, pues como vamos a todas las que podemos, pues ahí estaremos viendo el cartel éste de enero para mayo o lo que quede en el cartel de las intenciones de enero en mayo; que nos da igual lo que pase porque habríamos ido lo mismo si hubiesen puesto a Fernando Cruz, Javier Valverde y Torres Jerez, aunque con esos quizás aumentarían las posibilidades de ver lo de Concha y Sierra.
Sin embargo, la impresión mas principal que produce el cartel éste que acaban de alumbrar es que los autores de tal oferta prefiguran en cierto modo que no va a pasar nada de aquí a mayo, y el tiempo nos dirá si llevan razón. Para valorar esto, volemos al pasado reciente: ¿es posible imaginar que en enero de 1991 alguien hubiese tenido en cuenta a un tal César Rincón para la Beneficencia de aquel año? ¿Habría algún visionario en aquel enero de 1991 que hubiese podido pensar en un mano a mano entre Rincón y Ortega Cano para la corrida de Beneficencia? Creo yo que si hace veinte años hubiesen ido con esta idea de ahora, con tanta anticipación o con tantas prisas, en aquel enero nos podrían haber anunciado para junio a Espartaco, Roberto Domínguez y Pepito Arroyo. Habría sido un magnífico cartel, como lo es el que ahora nos presentan, pero nos habríamos perdido para siempre aquel imprescindible mano a mano.