Francisco Javier Gómez Izquierdo
Rafael Gómez, conocido como Sandokán y uno de los componentes de la famosa partida de póker que destapó el escándalo de “los malayos”, es un afamado constructor y joyero cordobés que siempre estuvo al lado de doña Rosa Aguilar (Rosa Joaquina), cuando ésta era alcaldesa. Al destaparse la inmensa letrina de los sótanos de Marbella, Sandokán cayó en desgracia y doña Rosa Joaquina abandonó a “las cordobesas y cordobeses” por “las sevillanas y sevillanos”. Ella dijo que se iba a desvivir por “las andaluzas y andaluces”, pero le duró poco el propósito y se hizo Ministra: su sueño infantil. Ahora es la que manda en el “medio ambiente de las españolas y los españoles”.
-No, doña Rosa. No se puede decir Media Ambienta. Y sepa usted también que doceavo no significa lo mismo que decimosegundo.
Rafael Gómez, mientras es juzgado en Málaga, ha tenido tiempo de pensar en la felicidad que merecen los cordobeses y se ha postulado como alcaldable, loco por demostrar que la Ciudad Deportiva que levantó y las famosas naves de Colecor no salieron del aire. Que primero puso una piedra y luego otra, y otra y otra... hasta no sé cuántos miles de metros cuadrados. Dice Sandokán que, si no hubiese tenido autorización, las naves no existirían, y también dice cuando le nombran a doña Rosa Joaquina que perdona pero no olvida.
-A Rosa, a la que tantos favores hice, le digo que perdono, pero no olvido. El Ayuntamiento quiso etapas de la Vuelta a España y allí estaba yo. Quiso el cuadro de Julio Romero y allí estaba yo.
En los buenos tiempos del RA-MI-RO (Rafael Gómez, Miguel Castillejo y Rosa Aguilar), el empresario fue modelo de gestores y emprendedores y lo más parecido a la idea del Califa que nos legaron los siglos. El rostro del califa lo tenía Julio Anguita, pero las riquezas del Califato eran de Sandokán.
-Yo a ti te entierro en dinero –le dijo a Jesús Gil ante el micrófono de Jose María García.
Dicen que prestaba dinero a Ramón Mendoza para pagar a la Quinta del Buitre. Es leyenda apócrifa, pero se da por cierta en Córdoba.
¿El nuevo Jesús Gil? ¿Y si sale alcalde? Sandokán anunció que va a ganar por mayoría absoluta y que va a vivir 200 años, ante un grupo de periodistas más perplejos que sorprendidos.
Somos pocos los que pensamos que cada uno se defiende como puede. La mayoría cree en Rafael Gómez Sandokán, el hombre que pone cara al Arcángel San Rafael, en una plaza junto al mar de Fuengirola. Lo que es cierto, es que nos vamos a divertir, si se le suelta la lengua como se le suelta el pelo. Los síntomas del desbocamiento empiezan con un “...desde que mi madre m’echó pol coño...”
En los mentideros de la platería, se dice que doña Rosa Joaquina está en un sin vivir.
Rafael Gómez, conocido como Sandokán y uno de los componentes de la famosa partida de póker que destapó el escándalo de “los malayos”, es un afamado constructor y joyero cordobés que siempre estuvo al lado de doña Rosa Aguilar (Rosa Joaquina), cuando ésta era alcaldesa. Al destaparse la inmensa letrina de los sótanos de Marbella, Sandokán cayó en desgracia y doña Rosa Joaquina abandonó a “las cordobesas y cordobeses” por “las sevillanas y sevillanos”. Ella dijo que se iba a desvivir por “las andaluzas y andaluces”, pero le duró poco el propósito y se hizo Ministra: su sueño infantil. Ahora es la que manda en el “medio ambiente de las españolas y los españoles”.
-No, doña Rosa. No se puede decir Media Ambienta. Y sepa usted también que doceavo no significa lo mismo que decimosegundo.
Rafael Gómez, mientras es juzgado en Málaga, ha tenido tiempo de pensar en la felicidad que merecen los cordobeses y se ha postulado como alcaldable, loco por demostrar que la Ciudad Deportiva que levantó y las famosas naves de Colecor no salieron del aire. Que primero puso una piedra y luego otra, y otra y otra... hasta no sé cuántos miles de metros cuadrados. Dice Sandokán que, si no hubiese tenido autorización, las naves no existirían, y también dice cuando le nombran a doña Rosa Joaquina que perdona pero no olvida.
-A Rosa, a la que tantos favores hice, le digo que perdono, pero no olvido. El Ayuntamiento quiso etapas de la Vuelta a España y allí estaba yo. Quiso el cuadro de Julio Romero y allí estaba yo.
En los buenos tiempos del RA-MI-RO (Rafael Gómez, Miguel Castillejo y Rosa Aguilar), el empresario fue modelo de gestores y emprendedores y lo más parecido a la idea del Califa que nos legaron los siglos. El rostro del califa lo tenía Julio Anguita, pero las riquezas del Califato eran de Sandokán.
-Yo a ti te entierro en dinero –le dijo a Jesús Gil ante el micrófono de Jose María García.
Dicen que prestaba dinero a Ramón Mendoza para pagar a la Quinta del Buitre. Es leyenda apócrifa, pero se da por cierta en Córdoba.
¿El nuevo Jesús Gil? ¿Y si sale alcalde? Sandokán anunció que va a ganar por mayoría absoluta y que va a vivir 200 años, ante un grupo de periodistas más perplejos que sorprendidos.
Somos pocos los que pensamos que cada uno se defiende como puede. La mayoría cree en Rafael Gómez Sandokán, el hombre que pone cara al Arcángel San Rafael, en una plaza junto al mar de Fuengirola. Lo que es cierto, es que nos vamos a divertir, si se le suelta la lengua como se le suelta el pelo. Los síntomas del desbocamiento empiezan con un “...desde que mi madre m’echó pol coño...”
En los mentideros de la platería, se dice que doña Rosa Joaquina está en un sin vivir.
