GALGOS EN TOLEDO
-Julio Romero de Torres tenía tres cosas: un galgo, un brasero de cobre y una de esas compañeritas propicias a admirar y a querer... El galgo representaba en aquellos momentos algo así como un lujo snob y tenía cierta relación con su agalgado dueño. El brasero de cobre -entre trofeos y reliquias toreras- era el símbolo de otro lujo: el de la intimidad de un hogar, que en su caso no era tal hogar, puesto que él tenía el suyo en la Córdoba lejana y silenciosa. La mujer -cuyo nombre se renovaba-, el lujo de una vida afortunada, con más ventura que aventura, cuya presencia alborotaba nuestro corazón adolescente...
AQUELLAS TRES COSAS DE JULIO ROMERO / CÉSAR GONZÁLEZ RUANO
Hoy, galgos en Toledo.
Ignacio Ruiz Quintano
-Julio Romero de Torres tenía tres cosas: un galgo, un brasero de cobre y una de esas compañeritas propicias a admirar y a querer... El galgo representaba en aquellos momentos algo así como un lujo snob y tenía cierta relación con su agalgado dueño. El brasero de cobre -entre trofeos y reliquias toreras- era el símbolo de otro lujo: el de la intimidad de un hogar, que en su caso no era tal hogar, puesto que él tenía el suyo en la Córdoba lejana y silenciosa. La mujer -cuyo nombre se renovaba-, el lujo de una vida afortunada, con más ventura que aventura, cuya presencia alborotaba nuestro corazón adolescente...
AQUELLAS TRES COSAS DE JULIO ROMERO / CÉSAR GONZÁLEZ RUANO
Hoy, galgos en Toledo.
Ignacio Ruiz Quintano
