miércoles, 5 de enero de 2011

Christmas y toros

José Ramón Márquez

¡Ah!, el Arte, con mayúsculas. “Lo que no es tradición es plagio”, nos avisa la fachada lateral del Casón del Buen Retiro, frente a la Fundación Santillana, y qué cosa de más tradición que las felicitaciones navideñas, que ahí hay un campo abonado para la creatividad y para la expresión del gusto y de la estética.

El año pasado los de Acciona me mandaron una felicitación que estaba hecha de papel reciclado -¿es que acaso hay ya otro para una gran empresa?- entreverado de simientes de romero, en un finísimo homenaje al Faraón de Camas. Este año, el Reina Sofía ha enviado una felicitación magnífica, obra de la artista vallisoletana Dora García, con un glorioso texto escrito a boli Bic que reza así: “2011 (no importa)”. Es un asunto de índole artística sobre el que es difícil manifestarse, pues como quedó señalado la otra noche con Chirino en la amena sobremesa de Valjarafe donde recibimos de nuevo la hospitalidad de C., al arte contemporáneo o lo amas o lo odias sin más ni más; aunque bien es verdad que a medida que vamos cumpliendo lustros cada vez se nos va haciendo más cuesta arriba amarlo.

Joseph Beuys utilizaba hace treinta años aquellas pizarras donde exponía, al paso, su pensamiento, sus diagramas y sus cosas en general, que, una vez tocadas por el maestro, se convertían ellas mismas en la obra artística. En el propio Reina Sofía se ha visto su clásico “Cómo explicar cuadros a una liebre muerta”, restos de una performance en la que el artista se paseaba con el animal inerte en sus brazos -me imagino que no había otra forma de hacerlo, pues de sobra es sabido que las liebres son animales bastante fieros- mientras le musitaba las explicaciones de las piezas. Quiero decir que donde Beuys ponía un pizarrín, Dora García pone un boli Bic, que los códigos son los mismos y obra de arte es aquello que el artista decide que lo es.

Así, entre los rocamboles de Beuys estragado de Roland Barthes y el estrujamiento de meninges de Dora, que también leerá lo suyo, lo que vamos proponiendo como arte a las jóvenes generaciones es cada vez, ¿por qué no decirlo?, menos interesante. Afortunadamente en los últimos tiermpos se ha ido generalizando la idea de que el toreo es también un arte, y de las buenas. Y pocos han caído en que el toreo tiene mucho más que ver con el arte contemporáneo de lo que muchos piensan. Sin ir más lejos, lo de las liebres ya se estilaba en los toros mediante la supresión de la casta y el aborregamiento de la mal llamada cabaña brava; las performances también están ahí porque ¿qué fue sino una superación del modelo de los Actionistes Viennoises la llamada ‘faena gore’ de José Tomás, realizada en Madrid del día 5 de junio de 2008, frente a la liebre de Victoriano del Río? Así, tirando del hilo, podemos sacar en el toreo modelos de todos los movimientos artísticos, desde el cubismo -torero cubista se llamó a Juan Belmonte-, el surrealismo o el dadá hasta el expresionismo abstracto o la figuración, que de eso parece que es de lo que más hay, por la gran cantidad de ilusos que se figuran que van a llegar a algo.

Para que se vea como los toreros van cambiando a la cosa del arte, Miguel Ángel Perera y Talavante se pasan a la cosa artística y felicitan la fiestas a base de arte. Arte fotográfico con Perera en blanco y negro frente a unos pitones de Madrid y arte literario en un texto poético debido a la pluma de Talavante. Como decía aquél de Jurassic Park, ‘la vida se abre camino’, el arte también. ¿Y si la próxima felicitación del Reina Sofía la hiciese Javier Conde?