José Ramón Márquez
Es que este tío, el Cayetano, el Cayeyacht, no es un torero, que hay que repetirlo hasta la saciedad, que nadie dice a los veintitantos años, después de hacerse la carrera de Derecho, de divorciarse y de estar canino, que ahora se le antoja que quiere ser torero y serlo, que para eso hay que ser Supermán y no hay ni uno solo en toda la historia que lo haya conseguido. Eso son cosas que valen bien el carnet de conducir motocicletas o para sacarse la licencia de armas, pero no para ser torero.
Yo creo que este tío a lo que ha venido es a aprovecharse del toreo, a hacer gracias de él y a sacarle lo que pueda, lo mismo que lo de la Belén Esteban, pero este en plan tío bueno, a vivir de los anuncios, de los reportajes del ¡Hola! y de las exclusivas. Claro que para mantener esa industria necesita vestirse de luces por aquí y por allá de vez en cuando para mantener la ficción y para luego ir a tirarse al rollo con Karl Lagerfeld o con los del grupo Louis Vuiton o con la novia pechugona al yate. Éste lo que es, es un aprovechado.
Le han hecho una entrevista en La Razón y dice que él no va presumiendo de genes, que acaso lo dirá por el abuelo Riverita, que es de todos los genes que le tocan los que más se le pueden asemejar por estilo y por valor, como si esto de los toreros fuese cosa de genética. Dice que ser guapo se hereda -¿Paquirrín?-, que de momento no tiene nada concretado respecto a desfilar de nuevo en pasarelas, que no se considera perfecto, que los toros deben estar en la cosa de la cultura y que, hoy por hoy, le gusta aparecer en wikipedia como ‘torero’. Así son las interviews modernas a los toreros.
***
Ahora hablará un torero de verdad:
-Ponga usté que eso de desí que yo tengo orgullo... es una cosa fea. Yo no tengo orgullo porque yo no soy un tontaina y porque, desde que nasí, viviendo entre mi gente, que es muy humirdísima, estoy enamorao de la humirdá.
El nombre de este es José Gómez Ortega, su apodo familiar Gallito, aunque también es conocido por Joselito el Gallo. Murió en la Plaza de Toros de Talavera de la Reina el día 16 de mayo de 1920. La entrevista la hace José López Pinillos, Parmeno, y está contenida en su imprescindible libro Lo que confiesan los toreros.
Es que este tío, el Cayetano, el Cayeyacht, no es un torero, que hay que repetirlo hasta la saciedad, que nadie dice a los veintitantos años, después de hacerse la carrera de Derecho, de divorciarse y de estar canino, que ahora se le antoja que quiere ser torero y serlo, que para eso hay que ser Supermán y no hay ni uno solo en toda la historia que lo haya conseguido. Eso son cosas que valen bien el carnet de conducir motocicletas o para sacarse la licencia de armas, pero no para ser torero.
Yo creo que este tío a lo que ha venido es a aprovecharse del toreo, a hacer gracias de él y a sacarle lo que pueda, lo mismo que lo de la Belén Esteban, pero este en plan tío bueno, a vivir de los anuncios, de los reportajes del ¡Hola! y de las exclusivas. Claro que para mantener esa industria necesita vestirse de luces por aquí y por allá de vez en cuando para mantener la ficción y para luego ir a tirarse al rollo con Karl Lagerfeld o con los del grupo Louis Vuiton o con la novia pechugona al yate. Éste lo que es, es un aprovechado.
Le han hecho una entrevista en La Razón y dice que él no va presumiendo de genes, que acaso lo dirá por el abuelo Riverita, que es de todos los genes que le tocan los que más se le pueden asemejar por estilo y por valor, como si esto de los toreros fuese cosa de genética. Dice que ser guapo se hereda -¿Paquirrín?-, que de momento no tiene nada concretado respecto a desfilar de nuevo en pasarelas, que no se considera perfecto, que los toros deben estar en la cosa de la cultura y que, hoy por hoy, le gusta aparecer en wikipedia como ‘torero’. Así son las interviews modernas a los toreros.
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Ahora hablará un torero de verdad:
-Ponga usté que eso de desí que yo tengo orgullo... es una cosa fea. Yo no tengo orgullo porque yo no soy un tontaina y porque, desde que nasí, viviendo entre mi gente, que es muy humirdísima, estoy enamorao de la humirdá.
El nombre de este es José Gómez Ortega, su apodo familiar Gallito, aunque también es conocido por Joselito el Gallo. Murió en la Plaza de Toros de Talavera de la Reina el día 16 de mayo de 1920. La entrevista la hace José López Pinillos, Parmeno, y está contenida en su imprescindible libro Lo que confiesan los toreros.