Kovacs, Cruyff y Mhuren
Francisco Javier Gómez Izquierdo
El inimaginable y contundente resultado del Bernabéu me tiene aún impactado y como todos los veteranos aficionados que tuvimos el privilegio de ver aquel Ajax extraordinario de principios de los 70 he intentado buscar en el once de Erik Ten Hag, si no a un nuevo Cruyff, al menos herederos semejantes a los Krol, Rep, Keizer, Neeskens, Haan, Muhren... o a los más recientes del 95, tal que los De Boer, Seedorf, Overmars, Litmanen o Kluivert. Supongo que sonará a herejía comparar a De Ligt con Krol, a Tadic con Litmanen o a De Jong con Neeskens, pero si nos olvidamos de la calidad técnica individual de cada jugador y la época en la que les tocó y toca mostrarla creo que a todos los futbolistas del Ajax se les reconoce por pertenecer a una especie de secta que enseña airosos y arriesgados movimientos tácticos y técnicos que dependiendo de la inspiración y por supuesto de la calidad pueden llegar a ser sublimes y en contadas ocasiones catastróficos. El Ajax adapta la calidad que sus ojeadores detectan en benjamines a un sistema que de seniors siempre es atrevido y vistoso, lo que hace a sus jugadores muy vendibles en las grandes ligas y cuando otro Van Gaal, ¿este Ten Hag?, consiga hacer de nuevo campeón de Europa a una plantilla que sólo puede serlo a edad veinteañera, volveremos los nostálgicos a agradecer al club holandés los buenos ratos que nos ha ido dando estos últimos cuarenta años.
El caso es que en verdad a mi me parece que el 1-4 además de mérito de De Jong, tan elegante como suelto, de Tadic, a los 30 su noche más hermosa e inspirada, de Zyech, mortal y sigilosa cobra, o ese Schöne escultor de obras maestras cuando menos se espera... es también resultado favorecido por un Real Madrid depresivo y que va perdiendo la compostura en plenas carnestolendas disfrazado de alma en pena. Se puede perder contra el Ajax actual, una tienda que vende cada año casi todo lo que pone en el escaparate, porque se junten varias circunstancias desfavorables, pero que la orquesta blanca castigue a sus seguidores con estrepitosos conciertos en una sola semana no es por culpa del prójimo sino del Madrid mismo que ha tenido durante casi toda la temporada ensayando a sus músicos en camarotes diferentes de un trasatlántico que puede que haya estado pecando de vanidad. Me da que el remedio va a tener tarea, pero no duden que remedio hay.
Prometo que me tuve que restregar los ojos durante el partido y explicar a los jóvenes con los que estuve en el bar de Antonio que lo de Cruyff y Suurbier ante el Inter o el gol de Rep a Zoff contra la Juventus en las finales del 72 y 73 lo resumían los tribuletes de la época como una maravillosa coreografía de tulipanes conjurada armónicamente en el derribo de los muros del antipático catenaccio. La esplendorosa aparición conjuntada por Rinus Michels con la cegadora estrella de Cruyff aconteció en la final del 71, ante el Panathinaikos de Puskas y un tal Domazos. Los dos estuvieron a punto de venir al Burgos. El "cañoncito" esperó durante muchos días en el Landa papeando una morcilla que llegó a idolatrar. Michels sólo consiguió el título ante los griegos. Ante los dos italianos se sentaba en el banquillo un fumador rumano, Stefan Kovacs, del que pocos recuerdan su talento por creer que aquellas orejonas pertenecen las tres a don Marinus Michels, el ingeniero creador del "fútbol total". La más reciente del 95 es obra maestra de Van Gaal.
Si impactado por lo del Bernabéu, ¿qué decir de los “VARES” de ayer en París y Oporto? No va a ver mejores guionistas para finales cinematográficos de películas de misterio que este VAR caprichoso que decide cuándo revisar la jugada y desconcierta al aficionado, no al espectador, con la voluntariedad de una mano o el agarroncito en el área, que puede ser sancionable, sí, pero que nunca lo ha sido, excepto en día exhibicionista de un árbitro enloquecido. Insisto y téngase por muy particular opinión que el VAR mejora más el espectáculo televisivo que el fútbol. De todos modos tenemos puesto aquí que para que el PSG aspirara a “campeonar” debía reparar la defensa y van los técnicos y fichan a Buffon, el portero que “fue” el más grande enredado en triste declive, para acabar de resquebrajarla. El Oporto aliado con el VAR y el Tottenham empleándose conforme a lo previsto son los compañeros de Ajax y United, sorprendentes derribadores de dos gigantes, posiblemente más enfermos de lo que nos parecía.