jueves, 7 de marzo de 2019

Retractación



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

No escandaliza “lo poco noticia” que ha sido la retractación (“donde dije digo, digo Diego”, en castizo) del “Washington Post” en el caso, “su” caso, de unos escolares católicos de Kentucky “burlándose” en el Lincoln Memorial de un activista indio después de una Marcha por la Vida en Washington, patraña, visto el video, que no hubiera aprobado, por exceso de poder, ni Willi Münzenberg. Sin embargo, lo hizo el Don Suave de Bezos, Martin Baron, director del “Post”, que no se ha retractado hasta que el abogado de los chicos de Kentucky le ha pasado una demanda de doscientos cincuenta millones de dólares, y sólo es el primero de una larga lista de multimillonarios jugando a la Revolución ética de Marcuse, el cínico unidimensional.

Baron anduvo en España vendiendo que su “Post” (¡el periodismo!) es “el sostén de la Democracia” (“el liguero”, corrigió Hughes), y, como en los medios nadie ha leído la Constitución Federal, que sólo tiene siete artículos y ninguno habla del “Post”, nuestros analistas le compraron la manta. ¡Todo por la Democracia!

Baron venía con el “prestigio” de ser el protagonista real de “Spotlight”, película del Hollywood crepuscular con Oscar lañado, y ante eso los papafritas ponían los ojos como bolitas de alcanfor. Ese prograjo no era Baron. ¡Ese Baron era Hamilton!

El relato parecía perfecto: la historia de los Estados Unidos, como sabemos por Borrell, otro prograjo, se reduce a “haber matado a cuatro indios”, a cuyo anciano representante fueron a hacer mofa unos niños católicos que visitaban el Lincoln Memorial con gorras de Trump.

––No paso mucho tiempo con los niños de las escuelas católicas, pero no entiendo lo que los sacerdotes católicos ven en estos niños –fue la gansada de Bill Maher, con la gracia donde pican las avispas.

Un mes y doscientos cincuenta millones de dólares después, la Democracia ya no está en peligro (¡salvada, otra vez, por los gansos capitolinos!) y podemos decir que donde dijimos digo, dijimos Diego.