miércoles, 2 de agosto de 2017

Lo posmoderno

Adorno

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    La nueva historiografía española lo niega, pero Franco murió en la cama, con Ónega intentando convertirlo a la democracia mediante la recitación de las “Hojas de hierba” de Walt Whitman, al modo como Pilar Urbano, crucifijo en mano, intentaría arrimar a Tierno al ascua de la fe en el lecho de la agonía (cosa, por cierto, que Llanos sí logró, confesión y comunión reglamentarias, con la Pasionaria).

    –El alcalde irá al cielo con zapatos y todo –declaró otra Pilar (ésta, la sierva de María) que había atendido a Tierno en su enfermedad.

    En cuanto Franco murió, el español pilló la herencia y marchó a ver mundo, justo cuando el mundo asistía al triunfo absoluto del posmodernismo, que es decir la socialdemocracia.

    El origen del posmodernismo y lo políticamente correcto lo resumía hace unos días en Santo Domingo de la Calzada el ecuatoriano Gustavo Pareja durante un simposio sobre la degeneración que el consenso ha obrado en el idioma español.

    El posmodernismo es el marxismo recauchutado. Marx se viene abajo en la Gran Guerra, cuando los obreros del mundo, en vez de obedecer a su clase, como había predicho el maestro, obedece a su gobierno. Entonces un grupo de sacamuelas revisa la doctrina, elabora otro catecismo (¡la Teoría Crítica!) y funda la escuela de Frankfurt: Fromm, Horckheimer, Adorno y Marcuse (los que caben en este folio), que conquistan las universidades de los Estados Unidos antes de volver a Alemania para conquistar la clientela que les proporciona la reeducación llevada a cabo por el ejército de ocupación, con una generación de jóvenes avergonzados del pasado de sus padres. Son tiempos en que hasta Tierno, que va de marxista ortodoxo, escribe, con el seudónimo de Julián Andía, en los “Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura” (¡paga la Cía!), en cuyo número 35 propone la regeneración de España mediante “la trivialización, el relativismo y la mundanalidad”, que es en lo que estamos, obra de la Segunda Ola posmoderna.