miércoles, 29 de octubre de 2014

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Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Hoy, 28 de octubre, se cumplen 6.018 años de la creación del mundo (según las famosas cuentas de Userio, cardenal mayor de San Patricio), y 32 de la fundación del felipismo, anunciado “urbi et orbi” desde un balcón del Palace.
Iban a devolvernos (fue su promesa de descamisados en aquel balcón) hasta Gibraltar.

Para esquivar a los geólogos, que sostienen que el mundo tiene más años de los que le echaba el cardenal, los fans de Userio inventaron que Dios creó el mundo en el 4004 a. C., pero que dejó signos engañosos de mayor antigüedad a fin de poner a prueba la fe del hombre.

Y para esquivar a la teoría, que sostiene que el socialismo viene a socorrer a los pobres, los fans de Felipe González inventaron que la pobreza imposibilita la generosidad, y montaron un régimen para hacerse ricos que parecía una carrera de sacos: de la ferretería del suegro de Vera, el aparejador de Interior, a la cantina de la madre de Villa, el sindicalista de Rodiezmo, pasando por lo que Ullán llamó “la fotogénica cucaracha hinchable con la que más gozaba Roldán”.
El día que nos vayamos, a España no la va a conocer ni la madre que la parió –avisó el hermano de Juan Guerra.
Sería su único acierto, si hoy pusiéramos el Registro de la Propiedad a fecha de 28 de octubre de 1982, jueves (“Si hoy es jueves, esto es Bélgica”).

Felipismo es nuestro sistema electoral proporcional, que, a beneficio de nacionalismos periféricos, Felipe González impuso a Fraga, más viajado y más demócrata (de intelecto, no de carácter), que tenía en la cabeza (la cabeza en la que cabía el Estado, aquel Estado) el sistema mayoritario.
Felipismo es Felipe González diciendo ahora que lo de Pujol no le parece corrupción, sino “una operación de cobertura hacia los que tiene debajo”, los chiquillos, como el cazador de Atapuerca cuando salía al campo por un ‘praeovibos priscus’ (antepasado del buey almizclero) para la cena.

Felipismo fue acostumbrarse no ya a vivir al día, sino a vivir al día siguiente.