domingo, 19 de octubre de 2014

Lo que va del toreo viril al toreo a la violeta


[...] «En tiempos pasados el toreo era un arte férreo, viril, para selectas, conscientes minorías de aficionados.
En los tiempos actuales se ha convertido el arte en un deporte, en un toreo a la violeta, especial para turistas de ambos sexos.
Faenas completas, artísticas, dominadoras y valerosas, realizadas con reses poderosas y resabiadas se premiaban con palmas, tabacos y sombreros.
Hoy, unos capotazos de salida, un par de quites, una faena con pases de costado -si el torillo es de carril- , terminada con media estocadita a paso de banderillas, es suficiente para solicitar de la presidencia que le sea concedida al llapiseresco espada toda la gama de pueblerinos trofeos, se le haga dar una y otra vuelta al ruedo y, en el paroxismo del entusiasmo, se obsequie al héroe con ramos de flores, como a las cupletistas» [...]
Bruno del Amo, Recortes
en “El último peón de brega”. El Ruedo, 27 de octubre de 1955

J. R. M.