miércoles, 4 de diciembre de 2019

La hucha



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Vivimos entre la urna y la hucha, que en un Estado de Partidos es vivir entre la espada y la pared.
   
 –Ambas tienen ranura. Por la una se echan papelitos, que representan poder. Por la otra, papelitos que representan riqueza.
    
Los amigos de las emociones no saben que en el 77, para redondear su legalización, los comunistas quisieron dar su primer mitin en Paracuellos, pero tuvieron que irse con la música a otra parte, y en algún pueblo de Burgos, si se anunciaba Carrillo, escondían los cerdos, que eran sus huchas.

    Ahora que se anuncia el Frente Popular, para que los españoles no escondan sus huchas, que son sus cerdos, al palé de la democracia se han subido Pablemos y Calviño (¡la hoz y el mandil!) a decir que van a subir los impuestos, sí, pero no a las personas, sino a las empresas, que son cosas, pues no tienen cara, ya que carecen de lo que el Séneca llamaba “ceremonia”. Y lo que son las cosas: el plan económico lo ha expuesto Irene Montero, la Greta del frentepopulismo que viene, en un tuit dadá:
    
Urge democratizar la economía para garantizar un futuro digno a nuestros hijos e hijas y a nuestros nietos y nietas.
    
¿Qué mejor expresión de una economía comunista que un tuit, que tiene tasados los caracteres, a base de morcillas de género?

    Pensamos, desde luego, en una economía sostenible porque la sostendría Pablemos agarrándose de la coleta, que es el gesto del barón de Munchausen para sostenerse agarrándose de los pelos.
    
En épocas prerrevolucionarias como la que vivimos, los oligarcas dejan de esconderse tras de los setos, que son sus partidillos de diseño, y dan la cara (“la clase económicamente relevante se convierte en reinante”): la Francia de Laffitte, la Rusia de Kérenski, la España de…
    
La inestabilidad de la psique humana es lo que mantiene el movimiento histórico, mucho más que el agotamiento del suelo y que los cambios de clima –concluye Santayana en su último libro publicado en vida.
   
 Natura naturans, natura naturata.