Butano y Juanito en El Plantío
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Saca la cadena GOL un anuncio que nos recuerda esa especie de sacramento que los aficionados de toda la vida teníamos por más que sagrado. Cambiar de trabajo, de coche, de piso, de pareja... pero nunca de equipo. A mí, sin ir mas lejos, me bautizaron en El Plantío y allí juré amor eterno por sobre todos los clubes. He sido abonado de la Real, Osasuna, Castellón y desde hace más de veinticinco años del Córdoba, pero el Burgos siempre será el primero y nunca le perderé devoción.
De todos modos, que mi caso no cuente, pues soy un poco raro, pero estarán conmigo en que todo aficionado al fútbol de provincias tira hacia el Barça o el Madrid y por primera vez advierto no sólo en jóvenes inconstantes, sino también en veteranos del bar de abajo y en culés de la mina, consumadas separaciones y divorcios inminentes hace tiempo anunciados desde el asco. “Me desaparto del Barça” dice Rafael, con negocio en la Judería y con foto dedicada de Messi. Ayer tarde aconteció el episodio definitivo cuando supo que el Camp Nou es centro oficial de la República Catalana y que democracia es hacer lo que se le ocurra a un pelotón de necios, o locos, o rufianes, o fugitivos, o etarras como Otegui...
Un servidor, que no ha superado aún la ruinosa entrega del gran Juanito al Real Madrid y la de Gª Navajas o Portugal por el presidente Martínez Laredo, ventas que no incrementaron más que en un autobús el patrimonio del Burgos, sin olvidar el penalty a Pirri o el transistorazo a José María García al llamarnos borregos maleducados por nuestras protestas al árbitro, siempre he preferido al Barça que al Madrid, pero se acabó. A pesar de Messi e Iniesta, que ayer ante la Juve volvieron a engrandecer el fútbol. A pesar de todo lo que me han hecho disfrutar Xavi Hernández, Maradona, Cruyff y sobre todos Messi... A pesar de tantos momentos buenos que sólo el Barça ha dado al deporte más atractivo del mundo. A pesar de muchos pesares, mi capacidad de aguante ya está desbordada y la demostrada connivencia del FC Barcelona con los grupos racistas de Cataluña es intolerable entre gente que se considera mínimamente decente. Racistas hispanófobos, delito no contemplado entre los tiquismiquis de la jurisprudencia española, alardean en el Camp Nou de sus atropellos, odiándonos (odiándome) a voces y despreciándonos (despreciándome) por ser gilipollas con educación. Nos odian porque se creen raza selecta y quieren inmunizarse acogiéndose en sus sagrados corrales. En el fondo nos odian (los sediciosos, no todos los catalanes) por su profunda amargura, su incurable tontuna, sus malas lecturas y peores compañías y sobre todo por las enseñanzas en los institutos y la TV3. Han enseñado y aprendido contra España y ahora ahí están. Racistas orgulloso que no saben que lo son.
Me conforta un poco que Messi (hoy el Barça es lo que el argentino esté dispuesto a dar) no es catalán y que si la estupidez nacionalista cuaja en una nueva Esparta pacifista y tontiloca como pretende la del flequillo a escuadra, se irá. Como se irán todos. Hasta Piqué. No. Yo no me voy con el Madrid en venganza. Cuando el Burgos vuelva a Primera y Florentino nos regale tal que a un Bale para que se foguee... entonces me lo pensaré.