lunes, 3 de agosto de 2015

Carmena Burana

Adorno

Eccehomo de Borja

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Desde Denver, Colorado, nos llega la buena nueva de una ópera sobre Cecilia Giménez, la abuela del Eccehomo de Borja, Zaragoza, justo cuando en Madrid la abuela Carmena, tras leer los escritos de Adorno sobre el público de la ópera, se ha deshecho del palco municipal en el Real, destinado a partir de ahora por Bertrán de Lis a una representación de pobres (de solemnidad, dado el incomparable marco).

    ¡Carmena Burana!

    Napoleón solía caer en accesos de fastidio en la ópera, como le pasa a todo el mundo, pero él pretextaba estar pensando en cómo combinar tres Cuerpos de Ejército en Fráncfort con dos Cuerpos de Ejército en Colonia.

    Para evitar que la abuela Carmena caiga en accesos de fastidio en los plenos por tener que pensar en cómo combinar en el ex palco municipal tres pobres de la Prospe con dos pobres de Lavapiés, la designación de los pobres para la temporada (Muti ad portas!) será por sorteo, a imitación de lo que hace Ramírez (nombre que Cebrián tacha con tipex en las columnas de Jabois) con los accionistas de su periódico, entre los cuales se rifan las entradas disponibles para acompañar al director al “Don Carlo” de Boadella en El Escorial.

    La abuela Carmena sabe que la ópera es una cosa más de Barcelona que de Madrid, donde tira más la zarzuela, como siempre se malició el malo malísimo Gerry Mortier. En Barcelona, Pla, al que los comunistas dejarán sin calle en Madrid, donde sólo nos va a quedar Muñoz Molina, seguía la temporada por la vestimenta del crítico Pena, wagnerista furibundo: si aparecía de esmoquin, habían dado un Wagner; si de crudillo, habían dado una italiana.

    Pobre habrá que, agraciado con un sillón en el palco para el “Falstaff” de Muti, reaccione como Perico Fernández en Zaragoza, agraciado con una real medalla en Madrid: “¡Ufff! Traje, zapatos, tren… ¿Quién me lo paga? ¡Si al menos me la diera Franco!”

    Pues, a todo esto, y sin salirnos de la ópera, bien lo dijo Falstaff: “Todo en el mundo es burla”.